El arco de Septimio Severo (en italiano, Arco di Settimio Severo) es un antiguo arco de triunfo que se encuentra en Roma en el extremo noroeste del Foro Romano, a los pies de la colina del Capitolio, delante del templo de la Concordia, no lejos de la Curia Julia.
Fue erigido en 203 para glorificar las victorias militares del emperador Septimio Severo y sus hijos Geta y Caracalla sobre los partos,[1] en las dos campañas de 194/195 y 197-199.
Tras la muerte de Septimio Severo, sus hijos Caracalla y
Geta fueron inicialmente emperadores conjuntos. Caracalla hizo que
asesinaran a Geta en el año 212; los recuerdos de Geta fueron destruidos
y todas las imágenes o menciones de él se eliminaron de los monumentos y
edificios públicos. Por ello, la imagen de Geta y las inscripciones que
se referían a él se eliminaron del arco.
El arco se alzó sobre una base de travertino
a la que originariamente se accedía por escalones desde el antiguo
nivel del Foro. Es una construcción en mármol blanco que consta de un
arco principal encuadrado por otros dos pequeños arcos. El arco central
tiene una bóveda semicircular rica en casetones. El arco tiene unos 23 metros de alto, 25 metros de ancho y 11,85 metros de profundidad.
Los tres arcos descansan sobre pilares, en frente de los cuales hay columnas compuestas sobre pedestales, separadas. Victorias aladas aparecen talladas en relieve en las enjutas. Una escalera en el pilar meridional lleva a la plataforma superior del monumento, donde había estatuas del emperador y sus dos hijos en una cuadriga, acompañados por soldados.
Las fachadas están ricamente decoradas por columnas y
bajorrelieves. Bajo el ático de cada fachada está grabada una larga
dedicatoria. Originalmente, las letras grabadas en huecos contenían
letras en bronce hoy desaparecidas.
La arquitectura de este arco de triunfo sirvió de inspiración para muchos arcos triunfales, antiguos y modernos, como el arco de Constantino, así como éste lo fue del arco de Triunfo del Carrusel en París.
El arco se alza cerca del pie de la colina Capitolina. Un tramo de escaleras originariamente llevaba al vano central, como aún se ve hoy en el arco de Trajano en Ancona.
Para el siglo IV la erosión había elevado el nivel del Foro tanto que
se tendió una carretera cruzó el arco por vez primera. Tanto cieno y
desechos erosionados de las colinas que lo rodeaban que el arco quedó
cubierto hasta la base de las columnas. El daño causado por las ruedas
medievales y el tráfico en la época moderna aún pueden verse en las
bases de las columnas, sobre los bajorrelieves de los zócalos.
Durante la Edad Media inundaciones repetidas del Foro inferior llevaron más sedimentos y escombros adicionales que cuando Canaletto
lo pintó en 1742, sólo la mitad superior del arco estaba sobre el
terreno. La condición bien conservada del arco se debe en gran medida a
que fue incorporado a la estructura de una iglesia cristiana, entregada
en el año 1199 por el papa Inocencio III a la iglesia de los Ss. Sergio y Baco.
La mitad del arco perteneció a la familia Cimini, a quienes también se
atribuye la conservación de la estructura (Claustrum Cimini). La
fortaleza incluyó una torre que se encontraba en lo alto del propio
arco. Cuando la iglesia se volvió a fundar en otro lugar, el arco siguió
siendo propiedad eclesiástica y no se demolió por otra construcción.
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