Por el verano de 1997, Alfrey había terminado de leer todo el contenido de las cuatro cajas, y estaba listo para comenzar a escanear los papeles hacia discos de computadora. Alfrey estuvo un poco más que sorprendido que las voluminosas notas y diarios no contenían ningún dibujo o modelo. No fue hasta más tarde que Alfrey descubrió que Tesla detestaba ilustrar sus ideas, debido al hecho que sus propios modelos mentales era todo que el requería para construir sus inventos.
Alfrey también notó que los diarios de Tesla estaban a menudo incompletos. Había numerosos huecos consistentes de días, meses y aun años. Alfrey conjeturó que otros diarios podrían existir en alguna parte, escondidos, ya sea por el gobierno o por ignorancia en bodegas y áticos olvidados.
Por todas estas brechas, Alfrey comenzó a hacer investigaciones en Internet, esperando que otros pudieran tener información adicional respecto a estas secciones faltantes. Estas investigaciones, obviamente atrajeron la atención de aquellos que también estaban interesados en los diarios perdidos. Alguien que quisiera mantener esos diarios perdidos para siempre.
En septiembre de 1997, Alfrey estaba en casa continuando su investigación mientras su esposa e hijos se habían ido a Manhattan por el día. Como Alfrey recuerda, el teléfono sonó y quien llamó se identificó a sí mismo como Jay Kowski, quien estaba interesado en Tesla y los papeles que Alfrey había descubierto.
Alfrey había hablado con la persona por solamente unos cuantos minutos cuando de repente la línea se quedó muerta. Casi inmediatamente sonó el timbre de la puerta, recuerda Alfrey.
“Cuando fui a atender la puerta, ya la encontré abierta y tres hombres estaban parados en el vestíbulo.”
Antes de que Alfrey pudiera hablar, el hombre más cercano lo abordó por su nombre de pila.
“La puerta estaba abierta, John, espero que no te importe que entramos.”
Los tres hombres estaban todos vestidos en idénticos trajes negros de ejecutivos, con camisas blancas y corbatas negras.
“Parecían empresarios de pompas fúnebres,“ dijo Alfrey.
Sin embargo, Alfrey sabía que no eran empleados de pompas fúnebres o que simplemente llegaban para una conversación amistosa. El hombre que primero habló continuó abordando a Alfrey por su nombre de pila:
“Como si me conociera personalmente o algo así. Pero yo nunca había visto a estos hombres antes en toda mi vida. Temía que pudieran ser criminales. Había un cierto aire de amenaza alrededor de estos tres hombres, que jamás antes o después he experimentado.”
Los otros dos hombres permanecieron cerca de la puerta y nunca hablaron. Sus ojos permanecieron fijos en Alfrey a través de la experiencia entera.
“Entendemos que usted tiene en su posesión algunas viejas cajas y papeles,” dijo el primer hombre. “Estaríamos muy interesados en comprarlos de usted.”
“Es que realmente no están a la venta,” contestó Alfrey. “De todas formas, ¿Cómo es que saben acerca de ellos?”
El primer hombre se rió.
“Nosotros sabemos mucho acerca de usted y sus papeles. No le pertenecen, pero estaríamos dispuestos a pagarle por su preocupación. No tienen ninguna utilidad para usted y, de hecho, usted podría estar en muchos problemas por tenerlos, en primer lugar.”
Para entonces, Alfrey comprendió que los hombres no le estaban pidiendo comprar sus cajas, lo estaban demandando. El entendió lo que querían decir por negocio y esto lo asustó.
El primer hombre se movió ahora lentamente más cerca de Alfrey, hablando de una manera deliberadamente lenta. El cuidadosamente dijo cada palabra, de modo que Alfrey entendiera perfectamente donde estaba parado.
El primer hombre se movió ahora lentamente más cerca de Alfrey, hablando de una manera deliberadamente lenta. El cuidadosamente dijo cada palabra, de modo que Alfrey entendiera perfectamente donde estaba parado.
“De nada le sirve saber", dijo el hombre. "Vamos a conseguir esas cajas sin importar lo que usted haga. Usted no puede detenernos. Sería mucho más fácil para usted y su familia si simplemente nos da lo que queremos. Hay gente que ha desaparecido para siempre por mucho menos que esto. Odiaría que esto le sucediera a usted, as u esposa o sus hijos.”
El hombre ahora estaba parado directamente frente a Alfrey, sus oscuros ojos fijos y fríos. Casi parecía que tenían alguna clase de poder hipnótico sobre Alfrey, mientras el estaba parado allí, incapaz de hablar.
Repentinamente, los tres extraños hombres se voltearon en unísono y caminaron hacia afuera por la puerta frontal. Nada más fue dicho, no era necesario. Alfrey comprendió claramente su mensaje. El debía entregar las cajas, sus investigaciones, aun su interés en Tesla si quería permanecer ileso.
Fue como si Alfrey estuviera saliendo de un trance, el realizó que había sucedido y corrió hacia fuera de la puerta a enfrentar a los hombres. Pero no se veían por ninguna parte. No había vehículo en la calzada y la calle estaba completamente vacía. De hecho, todo el vecindario estaba extrañamente quieto. Aun los pájaros se habían silenciado. Era como si el mundo estuviera haciendo una pausa por un momento, y luego continuara como si nada hubiera sucedido.
Alfrey corrió nuevamente hacia adentro de la casa y cerró las puertas con llave. El entonces fue a su estudio, donde mantenía las cajas y la computadora. El cuarto estaba ubicado en la parte de atrás de la casa y no tenía entrada separada hacia el exterior. Obviamente no era necesario, porque las cuatro cajas junto con los papeles que contenían en su interior y los discos de computadora habían desaparecido.
Era obvio que los tres hombres fueron solamente una distracción mientras alguien más, silenciosamente entró a la casa y saqueó el estudio, quitando todo lo que tenía que ver con Nikola Tesla. Esto incluía libros separados y artículos de revistas que Alfrey había coleccionado mientras estaba investigando en la material.
Repentinamente, los tres extraños hombres se voltearon en unísono y caminaron hacia afuera por la puerta frontal. Nada más fue dicho, no era necesario. Alfrey comprendió claramente su mensaje. El debía entregar las cajas, sus investigaciones, aun su interés en Tesla si quería permanecer ileso.
Fue como si Alfrey estuviera saliendo de un trance, el realizó que había sucedido y corrió hacia fuera de la puerta a enfrentar a los hombres. Pero no se veían por ninguna parte. No había vehículo en la calzada y la calle estaba completamente vacía. De hecho, todo el vecindario estaba extrañamente quieto. Aun los pájaros se habían silenciado. Era como si el mundo estuviera haciendo una pausa por un momento, y luego continuara como si nada hubiera sucedido.
Alfrey corrió nuevamente hacia adentro de la casa y cerró las puertas con llave. El entonces fue a su estudio, donde mantenía las cajas y la computadora. El cuarto estaba ubicado en la parte de atrás de la casa y no tenía entrada separada hacia el exterior. Obviamente no era necesario, porque las cuatro cajas junto con los papeles que contenían en su interior y los discos de computadora habían desaparecido.
Era obvio que los tres hombres fueron solamente una distracción mientras alguien más, silenciosamente entró a la casa y saqueó el estudio, quitando todo lo que tenía que ver con Nikola Tesla. Esto incluía libros separados y artículos de revistas que Alfrey había coleccionado mientras estaba investigando en la material.
Peor aun, no solo faltaban sus papeles, pero también el disco duro de su computadora había sido completamente borrado. Todo lo que tenía en el, incluyendo asuntos no relacionados con Tesla fue destruido.
Toda la evidencia que el tenía sobre Tesla y sus diarios perdidos se habían ido ahora para siempre. Alfrey se negó a hablar acerca de este atemorizante incidente durante varios meses. El no le dijo a nadie lo que había sucedido, ni siquiera a su esposa. Era como si estuviese en un estado de shock mental que nublaba perpetuamente su mente.
Lentamente, el comenzó a regañar sus sentidos y a recordar los detalles de ese día. El recordó que los tres hombres iban vestidos exactamente iguales, eran casi de la misma altura, y los tres tenían un corte de cabello corto con flequillos de extraña apariencia, cubriendo sus frentes.
Los tres hombres tenían una piel bronceada que no se veía natural. Casi como si hubiesen usado un bronceador envasado que colorea la piel a café oscuro. A excepción de estas peculiaridades, los hombres parecían ser normales. No se lo ocurrió a Alfrey que podrían ser otra cosa de lo que aparentaban. No fue sino hasta después, cuando estaba relatando esta extraña historia, que alguien comentó sobre los Hombres de Negro.
Alfrey nunca había oído hablar de los Hombres de Negro. El había oído acerca de la película, pero no había hecho la conexión. Después de investigar un poco y leer varios libros escritos por John Keel yComandante X, Alfrey estaba seguro que había recibido una visita de los Hombres de Negro, o por lo menos alguien que quería parecerse a los Hombres de Negro.
Aquí es donde termina la extraña historia de Dale Alfrey. Todo lo que el había hecho, que tenía conexión con Nikola Tesla le había sido quitado. Afortunadamente, debido a las horas que pasó leyendo los libros de Tesla, retuvo con buena memoria su contenido. No un recuerdo perfecto, pero suficiente para relatar en este libro.
Alfrey se pregunta si sus cajas eran las últimas de las pertenencias faltantes de Tesla. O podrían otras todavía permanecer olvidadas en alguna parte, esperando ser redescubiertas.
Lo que Tesla Creía
Los artículos de periódicos en el tiempo de la muerte de Tesla relatan que posiblemente más de una docena de grandes cajas con notas de Tesla jamás fueron encontradas por el gobierno. Estas podrían todavía estar en algún lado, esperando a que un individuo afortunado redescubra sus secretos perdidos.
Solamente puede especularse sobre lo que sería encontrado dentro de las olvidadas cajas con notas y pertenencias personales, posiblemente hasta la información faltante respecto a la batalla secreta de Tesla con el gobierno, y su conocimiento de formas de vida extraterrestres.
Los papeles que Dale Alfrey encontró revelaron un lado de Tesla que no era conocido al público. Tesla aparentemente había pasado un número de años tratando de traducir las misteriosas señales que escuchó primero en 1899.
Su interpretación básica de estas señales era que criaturas de otro planeta, “Martiales” como las llamaba la jerga en ese tiempo, estaban secretamente aquí en la Tierra – Ellos se habían infiltrado a la humanidad durante siglos – Ellos habían controlado los acontecimientos y a las personas, para conducir a la humanidad hacia un camino de desarrollo evolutivo, y esencialmente eran responsables de los seres humanos en el planeta, en primer lugar.
Además, Tesla descubrió que la temperatura en general de los planetas estaba subiendo lentamente, lo que conocemos hoy en día como calentamiento global. Tesla pensó que esto estaba siendo producido por condiciones naturales, así como por interferencia artificial y extraterrestre.
Con esto en mente, ahora podemos ver algunas de las razones para el comportamiento excéntrico de Tesla en los últimos años de su vida. Tesla se obsesionó con crear dispositivos para terminar la Guerra y unir a la humanidad en contra de lo que el percibía como el enemigo común de los extraterrestres. Él a menudo habló acerca de “Rayos de la Muerte” y “Torpedos sin Alas” que podían volar a través del aire sin propulsores o jets, posiblemente una de las menciones más tempranas de platillos voladores.
Tesla también se interesó en desarrollar métodos para crear energía libre de fuentes que no fuesen la quema de madera o combustibles fósiles. Tesla obviamente fue el primero en realizar las calamitosas consecuencias que podrían esperarnos si fuese a ocurrir el efecto invernadero.
Desafortunadamente, los intentos de Tesla de elevar a la humanidad con nueva tecnología fueron recibidas con mofas y burlas. Sus cartas acerca de sus preocupaciones, enviadas a sus amigos en el gobierno, fueron ignoradas.
Tesla debió haber sentido que el conocía el mayor secreto en el mundo referente al destino de la humanidad, y a nadie le importó.
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