martes, 12 de septiembre de 2017

ENLIL DISPUTA ENTRE EL VERANO Y EL INVIERNO

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(Enlil,  dios  del  aire,  ha  decidido
 
que crezcan y se desarrollen todo
 
tipo  de  árboles  y  plantas,  para
 
que  la  abundancia  reine  en  toda
 
Sumeria. Con este designio crea a
 
dos  héroes  civilizadores,  dos
 
hermanos:  Emesh  (el  verano)  y
 
Enten  (el  invierno).Después  le
 
asigna  a  cada  uno  de  ellos  sus
 
funciones propias.) 
 

Enten hace que la oveja dé a luz el cordero, que la cabra dé a luz al cabrito;
que la vaca y el ternero se multipliquen, 
que la natilla y la leche abunden; 
en la llanura, hace que se regocije 
el corazón de la cabra salvaje, del carnero y del asno; 
a las aves del cielo, sobre la vasta tierra 
les hace construir los nidos; 
a los peces del mar, en los juncales, 
les hace desovar; 
en los palmerales y en los viñedos 
hace que abunden la miel y el vino; 
los árboles, doquier que estén plantados, 
hacen que produzcan frutos; 
los jardines, los adorna de verdor, 
da a sus plantas lozanía; 
hace crecer el grano en los surcos: 
como Ashnan, la virgen benévola, 
hace que crezca tupido y abundante. 
Emesh trae a la existencia los árboles y los campos, 
engrandece establos y granjas; 
en las granjas multiplica los productos, 
cubre la tierra de […]; 
hace entrar en la casa cosechas abundantes,
llenar los graneros; 
hace erigir ciudades y mansiones, 
construir casas en todo el país 
y elevar los Templos a la altura de las montañas. 
 
(Cumplida  su  misión,  ambos 
hermanos  deciden  ir  a  Nippur  y 
presentar  ofrendas  a  su  padre 
Enlil.  Emesh  ofrece  animales, 
aves  y  plantas,  mientras  Enten 
piedras  preciosas,  metales  raros, 
árboles y peces. Al llegar al Ekur, 
templo  de  Enlil  en  Nippur, 
ambos  discuten  y  se  disputan  el 
título de “granjero de los dioses”. 
Una  vez  ante  el  dios  del  viento 
los dos exponen sus argumentos.) 

Oh, padre Enlil, tú me has dado a guardar los canales,
yo he traído agua en abundancia. 
Yo he hecho que la granja toque a la granja, 
he llenado hasta reventar los graneros. 
He multiplicado el grano en los surcos, 
igual que Ashnan, la virgen benévola 
he hecho que creciera tupido. 
Ahora bien, Emesh, el […], que no entiende nada del campo, 
me ha maltratado el brazo […] y el hombro […], 
en el palacio del rey […] 
 
(Los  argumentos  que  presenta 
Emesh  están  muy  fragmentados 
y  casi  incomprensibles;  mas 
parece  que  usa  palabras 
aduladoras  para  ganarse  la 
simpatía  de  Enlil.  Luego  de  oír 
sus  alegatos,  el  dios  responde  a 
Emesh y a Enten: )
 

Las aguas que dan vida a todos los países,
Enten está encargado de guardarlas; 
granjero de los dioses, él lo produce todo. 
Emesh, hijo mío, ¿cómo puedes compararte 
a tu hermano Enten?

(Tras  escuchar  la  sentencia  de 
Enlil,  los  dos  hermanos, 
respetuosos  de  la  decisión,  se 
reconcilian.)
Las palabras sagradas de Enlil, de profundo sentido,
de decisión inconmovible, ¿quién se atrevería a infringirlas? 
Emesh se inca de rodillas ante Enten, le ofrece una plegaria. 
En casa le llevan néctar, vino y cerveza. 
Ambos beben hasta la saciedad el néctar que alegra el corazón, 
el vino y la cerveza. 
Emesh regala a su hermano oro, plata y lapislázuli. Como hermanos y como amigos, 
se vierten alegres libaciones. 
En la disputa entre Emesh y Enten, 
Enten, el fiel granjero de los dioses, 
habiendo salido victorioso de Emesh, 
¡[…] Padre Enlil, que seas glorificado! 

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