miércoles, 13 de septiembre de 2017

EL PARAISO DE ADAN Y EVA

Cuatro de los pilares descubiertos en el yacimiento arqueológico de Göbekli Tepe (Turquía).
(DAI ORIENT-ABTEILUNG)
 


Los arqueólogos han encontrado indicios de que el relato bíblico está basado en leyendas con un trasfondo real. Geólogos y expertos climáticos creen que el paraíso era un lugar real y que el Antiguo Testamento contiene la guía que nos lleva hasta él.

En su libro ’Legend’, el investigador británico David Rohl sitúa el jardín de las delicias de Adán y Eva en el norte de Irán, cerca del lago Urmía. En una colina pelada en Urfa se apiñaban varios templos en la cumbre; se han calificado como ejemplar único con la energía de un Stonehenge.

Las investigaciones abren nuevas perspectivas sobre la historia bíblica de la Creación, tantas veces alabada por su claridad, profundidad y belleza.
Los arqueólogos han descubierto en el este de Turquía vestigios de una "era dorada" de la Edad de Piedra de 11.000 años de antigüedad. Cazadores de gacelas erigieron allí inmensos templos dedicados a las serpientes y vivieron como en el jardín del Edén. Los expertos sospechan que Adán existió realmente y que en la parábola del pecado original hay un fondo de verdad.
"Y el Señor plantó un jardín en Edén, mirando al Este, y puso al hombre dentro".
Así de inocentemente comenzó la historia. Con Adán y Eva apaciblemente sentados en medio de un parque, rodeados de árboles "de aspecto seductor". Es el principio de todos los tiempos.

La historia de la Creación ha tenido una repercusión inmensa; es uno de los textos esenciales de la cristiandad. Los celtas tuvieron Avalon, el jardín de los manzanos; los griegos, la isla de los bienaventurados. Pero sólo en el Edén se llegaron a enredar pecaminosamente el sexo y el espíritu. El texto de la parábola del paraíso no ocupa más de 50 líneas en la Biblia. Pero, ¿qué significa realmente?

Recientemente se ha abierto un sorprendente debate en torno a este tema. Geólogos y expertos climáticos, que no son proclives a dejarse impresionar por el carácter revelado del "documento divino", creen que el paraíso tiene coordenadas, que era un lugar real y que el Antiguo Testamento contiene la guía que nos lleva hasta él. Sobre todo, los investigadores del Neolítico (del 12000 al 4000 antes de Cristo) sospechan que la narración del primer libro de Moisés (Génesis) tiene un fundamento real.

Más fascinante aún es la hipótesis del investigador británico David Rohl. En su éxito de ventas Legend [todavía no ha salido la edición española], sitúa el jardín de las delicias de Adán en el norte de Irán, cerca del lago Urmía.

Rohl basa su búsqueda en los capítulos segundo y tercero del Génesis, que hablan del jardín del Edén casi como si fuera un destino vacacional terrenal. Se mencionan puntos cardinales, así como regiones colindantes. Cuatro ríos nacen en el paraíso. Dos de ellos son el Éufrates y el Tigris, así que el curso de ambos delimita el pasillo geográfico donde Rohl lleva a cabo su búsqueda.

Y parece que está siguiendo una pista de lo más prometedora: precisamente en el curso superior del Éufrates y el Tigris, allí donde según la Biblia Adán trilló por primera vez el grano de su cosecha, es donde se ha estipulado que tuvo origen la agricultura.

Fue en la región suavemente empinada que precede a las cordilleras de Tauro y Zagros, en la zona fronteriza entre Irán, Irak y Turquía, donde tuvo lugar esta revolución cultural hace unos 11.000 años.

El Homo sapiens, hasta entonces nómada y cazador, dejó a un lado las armas de caza.
 


El primer granero

Los biólogos del Instituto Max Planck para la Investigación de Cultivos de Colonia (Alemania) han localizado el lugar exacto donde dio comienzo esta transformación y, por tanto, donde estuvo emplazado el primer granero de la humanidad.

Han comparado la genética de 68 tipos de escanda moderna y han logrado retrotraerlos a una planta originaria común.

Este vegetal silvestre crece todavía en las laderas del volcán apagado de Karacadag (ver el mapa abajo). Si Adán fue realmente el primero en comer platos cocinados con harina, tuvo que hacerlo en este lugar.

Pero la historia del pecado original también coincide en los detalles con los hechos reales. Excavaciones en Siria y en Turquía muestran los pasos que siguió el proceso de sedentarización:
- En torno al año 10000 antes de Cristo, los pueblos cazadores de la media luna fértil todavía vivían en medio de una naturaleza exuberante. Por todas partes crecía abundante hierba y había inmensos rebaños de animales.

- Alrededor de 7500 antes de Cristo, las reservas de caza se agotaron. Sólo entonces, obligados por el hambre, los hombres se agruparon en pueblos y dio comienzo la ímproba tarea del cultivo de la tierra.
Los comienzos de la cría de animales también fueron difíciles. Si bien es cierto que resultaba muy fácil capturar ovejas y cabras, estos animales salvajes sufrían una verdadera conmoción como consecuencia de la vida en cautividad. Casi todos quedaban estériles.

La comparación de los esqueletos de los cazadores de la Edad de Piedra con los de los primeros campesinos arroja los siguientes resultados:
- Los primeros granjeros trabajaban más duro, padecían enfermedades con más frecuencia y morían antes.

- Los campesinos del pueblo primigenio de Nevali Çori (en torno a 8500 antes de Cristo) atestiguan las fatigas que trajo consigo esta nueva forma de vida. Su esmalte dental era muy malo y tenían flatulencias. Porque comían, sobre todo, guisantes y lentejas.
En comparación, ¡qué bella había sido la antigua vida de cazadores! Libre, sin ataduras y repleta de aventuras. En aquel entonces las gacelas y los asnos salvajes recorrían la verde campiña de la alta Mesopotamia.
"Eran rebaños de 100.000 cabezas o más", explica el paleozoólogo Joris Peters.
Cuando estas inmensas manadas cruzaban los vados poco profundos del Éufrates, las hordas de la Edad de Piedra se preparaban para librar la gran batalla. Los últimos hallazgos demuestran que en el año 12000 antes de Cristo los nómadas ya erigían asentamientos permanentes (eran depósitos para guardar carne que secaban y salaban allí).
 


Una vida paradisíaca 
Pero en el montañoso norte de Mesopotamia, la cuna de los cereales, allí donde está ubicada también la franja de terreno donde busca Rohl, se han hecho todavía más descubrimientos.

Esta zona alberga el templo más antiguo del mundo. Se trata de maravillosas construcciones megalíticas y vestigios de una "era dorada" de la Edad de Piedra, prácticamente desconocida hasta ahora.

El lugar que despierta mayor asombro es una colina pelada cercana a Urfa. Antaño se apiñaban en su cumbre varios templos. Se han desenterrado cuatro y se han detectado otros 16. Han salido a la luz una serie de pilares de piedra decorados con arañas, leones y ciempiés. Entre los escombros se divisa la estatua de un jabalí y una cabeza humana de gran tamaño.

El director de las excavaciones del monumental Göbekli Tepe (Monte Ombligo), Klaus Schmidt, califica este conjunto de "ejemplar único" con la "energía arquitectónica de un Stonehenge". El pilar más pesado, de 50 toneladas, está en una cantera cercana.

Schmidt cree que este lugar alcanzará pronto fama mundial. Porque lo asombroso es su antigüedad: este recinto sagrado fue erigido hace unos 11.000 años por cazadores y recolectores. Es un lugar primigenio, como el paraíso.
"Hasta ahora se pensaba que los únicos que habían construido templos y asentamientos permanentes habían sido los campesinos sedentarios", explica el experto.
Pero es que además hicieron falta de 300 a 500 canteros para levantar este tétrico Vaticano.

Los trabajadores arrancaron de la roca estelas y postes totémicos. En este lugar vivían los sacerdotes. En los templos circulares ardían fogatas. En la época en que aquí se celebraban cultos sacrificiales, aún no había un solo pueblo campesino en todo el planeta Tierra.




Schmidt presenta en un libro detalles sobre la misteriosa cultura del pueblo cazador de Göbekli Tepe. Aquello era el país de Jauja y sus gentes bien podrían haber sido los padrinos de Adán y Eva.

En torno al 9000 antes de Cristo, cuando surgió este santuario, por fin volvían a soplar vientos templados en Eurasia después de más de 100.000 años de era glacial. Se anunciaba el deshielo. En la alta Mesopotamia todo germinaba y grandes áreas del paisaje comenzaban a florecer.

El pueblo de Göbekli cazaba sobre todo gacelas; bien organizados en grupos de cientos de personas, encauzaban rebaños enteros hacia los vados del Éufrates o hacia trampas en forma de V de kilómetros de largo. De este modo se apoderaban de una sola vez de toneladas de carne y pieles. Al mismo tiempo, estos ingeniosos cazadores inventaron el primer muesli energético.

Bajo la beneficiosa influencia del clima suave posterior a la era glacial, crecieron en esta zona grandes campos de cereales silvestres. Expertos en el "control extenso del paisaje", en palabras de Schmidt, estos cazadores se limitaron a cerrar el paso a los prados de grano y a protegerlos de los "bocados de los animales".

Después sólo tenían que recoger la cosecha. Así que este pueblo de la Edad de Piedra conseguía sin mucho esfuerzo el cereal.

Esta tierra de la dicha neolítica muestra un parecido asombroso con la patria de Adán y Eva. Es verdad que los poetas y pintores gustan de interpretar el Paraíso Terrenal como una selva virgen de naturaleza salvaje en la que los primeros seres humanos se limitaban a holgazanear. Pero lo cierto es que en el parque divino también se trabajaba, aunque eso sí, relajadamente.

En el Génesis 2:15 se dice literalmente que Adán recibió el encargo de "cultivar y conservar" el Edén. Tenía que cuidar de los árboles y las plantas, como los pioneros del cultivo del cereal de Göbekli Tepe.

¿Resuena aquí un eco de tiempos pasados? ¿No será la parábola de la Biblia una noticia difusa procedente de la "era dorada" de la Edad de Piedra? Lo más desconcertante de todo es una plaquita de esteatita que se ha hallado entre los guijarros de este santuario montano.

Mide unos cuatro centímetros de alto y tiene pinta de ser una placa identificativa. Lleva grabados dos símbolos: un árbol y una serpiente.

Pero hay más paralelismos todavía. En la búsqueda del jardín del Edén muchas de las pistas apuntan a la alta Mesopotamia:
- En el paraíso de la Biblia burbujean fuentes de agua; en la cordillera de Tauro nacen más de una docena de ríos.

- Según Ezequiel 28:14, el jardín del Edén estaba emplazado en un monte sagrado, como el Göbekli Tepe.

- La gruta del nacimiento de Abraham se encuentra en la ciudad de Urfa, apenas a dos kilómetros de distancia de este monte sacro prehistórico.
Cada vez se tienen más indicios de que el paisaje en torno a Urfa era un centro religioso "con gran peso mitológico" (Schmidt), un epicentro del desarrollo de la civilización.

Ya en la fase precerámica del Neolítico se veneraba la gruta de Abraham como fuente sagrada. Allí ha aparecido la estatua de gran tamaño más antigua del mundo. Mide casi dos metros de alto y procede probablemente del décimo milenio antes de Cristo. (click imagen derecha)

Un planteamiento como éste, por osado que pueda parecer, abre una nueva perspectiva sobre el que probablemente sea el fragmento más influyente del Antiguo Testamento, tantas veces alabado por su claridad, profundidad y belleza.
"Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida...", nos cuenta el narrador.
Este proceso mágico presenta claras analogías con el modelado de la arcilla. En Nevali Çori, a tan sólo 50 kilómetros de Göbekli Tepe, han aparecido por vez primera un gran número de figuras de arcilla cuyo origen se remonta en torno a 8500 antes de Cristo.

Hubo que esperar al siglo XIX para pasar página.

En aquel entonces los primeros arqueólogos se adentraron con ímpetu en Mesopotamia y se toparon con vestigios de una brillante cultura antigua. En las ruinas de Babilonia, Nínive y Asur, las primeras capitales de Oriente, se descubrieron las verdaderas raíces de la Biblia.

Los arqueólogos sacaron a la luz minotauros de piedra, los Karibu. Aparecían representados en placas como guardianes del Árbol de la Vida, como los querubines de la Biblia. Incluso se encontró un ángel primigenio. Se trata de un hombrecillo barbudo con cuatro alas que llama la atención en un sello cilíndrico de 3.500 años de antigüedad.

Estos descubrimientos conmocionaron a muchos cristianos. El Antiguo Testamento había perdido su carácter de texto revelado. Ya no era la palabra divina que desciende entre nubes, como expuso el asiriólogo Friedrich Delitzsch en una conferencia en el año 1902.

Moisés había sido más bien un "diligente copista".
 



Los pioneros del Génesis

Incluso los modelos de Adán y Eva parecen emerger de las ruinas de Oriente.

Un sello de rollo de 4.000 años de antigüedad (que se encuentra en el Museo Británico de Londres) muestra dos personas sentadas junto al Árbol de la Vida de siete ramas. Detrás de la mujer se enrosca una serpiente. Según Delitzsch, estamos ante los dos pioneros del Génesis.

Aunque hoy en día sabemos que el "sello de Adán y Eva" representa a una pareja de héroes, existen, no obstante, claros indicios que apuntan a que la leyenda de la primera pareja de seres humanos también procede de Oriente.

Hoy en día los científicos saben que en torno a 4000 antes de Cristo surgieron las primeras ciudades en el curso inferior del Éufrates. Hubo más de 20 grandes asentamientos, habitados por reyes, sacerdotes y astrónomos que hacían el catastro del cielo desde lo alto de enorme torres escalonadas. Aquí se inventó la cerveza, la escritura, la rueda y el primer laxante.

Y de nuevo aparece en primer plano el peculiar Göbekli Tepe, esa inmensa y polvorienta colina de los dioses, sede de una religión aún no descifrada. Sólo se ha excavado el 5% de este santuario. Schmidt comenzará la próxima campaña en septiembre. Antes es imposible, hace demasiado calor. Cuando se visitan hoy las cumbres peladas de las montañas del sureste de Turquía resulta difícil creer que allí hubiera alguna vez bosques ribereños y pistachos. Pero así es.

Los cazadores de Göbekli Tepe habitaron hace 11.000 años un suave paisaje cubierto de pastizales, semejante a un jardín. La tala de árboles y la sobrecarga del suelo que trajo consigo la agricultura transformó este terreno en un infierno polvoriento y desolador.
 



Uruk, la ciudad más grande del planeta en 3000 antes de Cristo
Los judíos mantuvieron relaciones con estas bullentes metrópolis primigenias. Aquí vivió Abraham antes de marchar a la tierra prometida. La tribu israelita de Benjamín estuvo asentada largo tiempo en el curso superior del Éufrates.

En aquel entonces, las coplas callejeras y las leyendas resonaban en las estrechas callejuelas de las ciudades de adobe mesopotámicas. Muchos de sus relatos eran informes sobre acontecimientos reales. Gilgamés existió en realidad, al igual que Enmerkar, otro héroe.

Pero los sumerios también cantaban una y otra vez a su antigua patria. No está del todo claro cuál es el origen de este pueblo fundador. Pero de lo que no cabe duda es de que estas gentes habían llegado desde el montañoso Norte. Procedían de la antigua cuna de la agricultura.

Y también mantenían contactos comerciales con aquel mundo montañoso. Se sabe que hacia el 3000 antes de Cristo, los primeros señores de la que fuera la mayor ciudad del planeta, Uruk, enviaban caravanas de burros cargados de alimentos en dirección a Zagros. A cambio recibían metales y piedras preciosas.

Todo el que se adentraba detrás de las siete montañas, tal y como refieren los textos de escritura cuneiforme, llegaba a un país de verdes valles que se iba encaramando hacia cumbres cada vez más puntiagudas. El nevado monte Ararat ya era considerado trono de los dioses en la Edad de Piedra.

También es muy probable que la leyenda del diluvio esté basada en una catástrofe natural real que se desencadenó donde el Éufrates serpentea a través de estrechas gargantas de roca y cañones.

 


Göbekli Tepe (Turquía)







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