jueves, 28 de septiembre de 2017

LA LUZ EN EL CORAZÓN DE LA VIDA

La luz de baja intensidad emitida por las células es un fenómeno universal, cuyo reconocimiento es hoy esencial para la comprensión de los principios mayores de la evolución biológica.

A través de su estudio, podemos encontrar explicaciones en el campo del influjo del medio ambiente electromagnético sobre la evolución de la vida, la división celular y el cáncer, la investigación farmacológica, la nutrición, etc.

Ha llegado, por tanto, el tiempo de poner fin a la disociación entre biología y física:

Además de ser fundamental para toda forma de vida sobre la tierra, la luz juega también un rol central en los procesos moleculares invisibles, excitando las moléculas y modificando sus niveles energéticos, lo que hace posible gran cantidad de reacciones bioquímicas.

También en el microcosmos molecular la evolución es un intercambio de luz:
Las reacciones químicas sólo son posibles a partir de estados electrónicos activados que implican la liberación y el intercambio de fotones.
Podemos decir hoy que las características esenciales de la vida no dependen sólo de procesos metabólicos, que representan intercambios de materia y energía, sino también de intercambios y transferencias de información, por lo que ya no es suficiente con detenerse en los detalles concernientes a la transferencia de informaciones bioquímicas, como por ejemplo las hormonas, o en la transferencia de informaciones biofísicas habituales, como diferencias de potencial y gradientes de concentración.

Los problemas de recepción, transferencia, almacenamiento y procesamiento de informaciones biológicas, tanto en las células aisladas como en los organismos, han asumido para la ciencia de hoy una importancia crucial. [1]

El espectro de absorción y emisión de ondas electromagnéticas abarca en los sistemas vivos un amplio rango de amplitudes y de frecuencias.

Este dominio se extiende desde menos de 1 hertz hasta más allá de 10 a la quince hertz, presentándose resonancias globales e inespecíficas para las frecuencias más bajas y resonancias más individuales y específicas para las frecuencias más altas:
son las reacciones sensibles de los organismos vivos frente a exposiciones a ondas electromagnéticas de frecuencias bien determinadas.
Parece que las longitudes de onda más largas son activas sobre superficies mayores como las de los órganos, y que las longitudes de onda más cortas, intervienen a distancias más reducidas, como células y moléculas.

En los vertebrados superiores se pueden obtener poderosos efectos con frecuencias comprendidas entre 1 y 100 hertz.

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