¿Esconde “La Iliada” un mensaje codificado entre sus mas de 15.000 versos? ¿Fue Homero su autor? ¿Quién era realmente este personaje? Hoy, desde MD, vamos a viajar por los misterios de las antiguas civilizaciones y de los conocimientos de esa ancestral humanidad que un día se perdieron en la noche de los tiempos.
La Ilidia es una obra titánica; veinticuatro cantos y 15.690 versos forman esta epopeya datada hacia el 800 a.C. En ella, se narra el rapto de la bellísima Helena (esposa del rey Melenao de Esparta) por Paris, hijo del rey de Troya, que se la llevo a esa ciudad y de como los espartanos armaron sus tropas para vengarse de este deshonroso ultraje. Durante siglos, los historiadores habían pensado que la historia era ilusoria y que la ciudad de Troya no era mas que una leyenda hasta que en el año 1869, Heinrich Schliemann descubrió los restos de Troya en la actual Turquía. A pesar de que hasta día de hoy siguen sin aparecer evidencias de la batalla narrada en La Iliada, este hallazgo dio toda una lección a los historiadores venideros al demostrar que jamas se debe considerar como un mito cualquier información legada por nuestros antepasados.
Pero la existencia de esta mítica ciudad no era, ni mucho menos, lo que La Iliada guardaba oculto entre sus paginas. Varios traductores de la obra, ya habían intuido que La Iliada no solo era un canto a una batalla entre dos ciudades… había algo mas. Alexandre Pope, que realizó la traducción al ingles en 1715, decía en el prefacio que en la epopeya existían “innumerables conocimientos, secretos de la naturaleza y la filosofía”. W.F. Jackson Knight, en un ensayo sobre la obra, afirmaba que ocultaba algo; una ciencia o filosofía de alto nivel.
Edna Johnston dio con la clave hace justo 60 años. Edna Johnston Leigh era una joven estadounidense aficionada a la astronomía que, durante la Segunda Guerra Mundial, se caso con un piloto de la RAF y emigro al Reino Unido. Allí comenzó la lectura de La Iliada y encontró en ella algo curioso. En el segundo libro se describía de forma muy detalla los 45 regimientos griegos que asediaron Troya. Era una parta larga, que rompía un tanto el ritmo de la obra y que, tratándose de un texto destinado a recitarse, todo aquel soliloquio se tornaba, cuanto menos, irrelevante. Pero fue esta lectura lo que le hizo a Edna recordar un poema del 270 a.C. de un discípulo de Platón llamado Aratus. En este poema, titulado “Phaenomena”, Aratus enumera las 45 constelaciones que formaban el firmamento… ¿ Existía un paralelismo entre los 45 regimientos que describía La Iliada con las constelaciones?
En La Iliada se citan y describen, con todo lujo de detalles, unos 650 guerreros. Para Edna Johnston, cada uno de ellos se correspondía con alguna importante estrella del firmamento. Así pues, Aquiles representa a Sirio, la estrella mas brillante del Can Mayor (Homero describió el acercamiento de Aquiles a Troya haciendo referencia a Sirio como “perro” de Orión); Odiseo, sería la estrella Arturo de la constelación del Boyero; Melenao (personaje de cabellos y barbas carmín) seria Antares, la estrella roja de la constelación de Escorpio; Agamenón (que levanto la mítica puerta de los leones) seria la estrella Regulo, en la constelación de Leo…
Las referencias en la obra de Homero a estrellas y constelaciones son innumerables; lo que hace pensar que se trata de la obra de un astrónomo que intenta enseñar los secretos del universo a sus oyentes en forma de parábola Eso se desprende del pormenorizado estudio de sus obras. Pero ahí no queda todo, aun existe algo mas enigmático y misterioso.
En primer lugar, hay que decir que la figura de Homero sigue desconcertando a los historiadores de la actualidad En mis años como estudiante de Historia dedicamos gran parte de un semestre al estudio de este personaje y sus obras y, en lineas generales, el planteamiento generalizado a día de hoy es que figura de Homero no es mas que un mito. En realidad sus obras no son mas que un cumulo de antiguos cantos y obras de varios autores. Esto explica, por ejemplo, los cambios de estilo literario y narrativo y las distintas partes históricas (naves, armas, penachos…) que no se corresponden entre si. La palabra “Homero” derivaria de la forma verbal “hemereou” que literalmente significa “guiar a los ciegos” (de ahí la idea de que Homero era ciego). ¿Qué significa realmente “guiar a los ciegos”? ¿Puede ser una metáfora de instruir a los ignorantes? En ese caso, las obras de Homero vendrían de antiguos saberes desconocidos que se darían a conocer mediante sus obras. ¿Quién las escribió? ¿De donde provenían esos conocimientos? ¿Quién o quienes ilustraron a sus cantores?.
Todo esto viene en referencia a lo que vamos a explicar a continuación. Y volvemos al tema que nos afecta. Edna Johnston dedicó toda su vida al estudio de la relación estelar de La Iliada hasta su muerte en 1991. Cada vez que encontraba alguna referencia astronómica comprobaba en los catálogos estelares si se habría producido alguna vez un acontecimiento similar. Y fue aquí donde descubro el gran misterio de La Iliada: el autor o autores, conocían el movimiento de la Tierra llamado “precesión”; y no solo lo conocían, sino que era el tema central de la obra.
La Tierra, en su eterno viaje por el cosmos, describe tres movimientos: El de rotación, sobre su propio eje que se completa en 24 horas; el de translación, alrededor del Sol y que completa en 365 días y un tercer movimiento mas complejo, el de precesión, que es el que describe la Tierra por su grado de inclinación (23º) sobre su eje, lo que hace que gire por el universo como una “peonza”. Esto hace que las estrellas del firmamento no sean siempre las mismas, sino que vayan apareciendo y despareciendo. Este ciclo tarde en completarse 25.776 años.
El descubrimiento del movimiento de precesión se le atribuye a Hiparco de Nicea, en torno al 130 a.C. ¿Cómo es posible que una obra escrita, al menos, 700 años antes ya daba datos de este movimiento? Y es que según Edna Johnston, La Iliada es una obra que transmite este dramático cambio en los cielos que se produjo entre el 4000 y el 8000 a.C.(¡), es decir, miles de años antes de la “escritura oficial” de La Iliada.
Este cambio en el firmamento nocturno se plasmaba en la victoria o la muerte de un guerrero de la epopeya. Así por ejemplo, si Melenao (Escorpio) era atacado por Pandero (Sagitario), y este moría, quería decir que la constelación de Escorpio había sustituido a la de Sagitario en los cielos. Lo curioso, como decíamos es que esto no se produjo en el 800 a.C. sino en el 4400 a.C. Mas llamativa aún, es la parte en la que Aquiles regresa al campo de batalla, esto significaría la reaparición de la estrella mas brillante del firmamento en los cielos (Sirio), hecho que se produjo en el 8700 a.C. después de su desaparición en el 15.000 a.C. Y es que todo esto nos dice que la batalla que se narra en La Iliada no seria una batalla terrestre entre soldados, sino entre estrellas en el firmamento.
¿Cómo es posible que alguien conociese estos datos tan antiguos? ¿Quién los había legado? ¿Se hallaban registrados en algún “documento” antes incluso de la invención de la escritura? Y es que se dice que los conocimientos que se encuentran en La Iliada están heredados de ancestrales saberes astronómicos de la antigua Mesopotamia. Aquella misma antigua Mesopotamia que en su día veneraba a los Annunaki… y es que los círculos, como los movimientos de la Tierra, acaban cerrándose.
Los “héroes-estrellas” de La Iliada |
La Ilidia es una obra titánica; veinticuatro cantos y 15.690 versos forman esta epopeya datada hacia el 800 a.C. En ella, se narra el rapto de la bellísima Helena (esposa del rey Melenao de Esparta) por Paris, hijo del rey de Troya, que se la llevo a esa ciudad y de como los espartanos armaron sus tropas para vengarse de este deshonroso ultraje. Durante siglos, los historiadores habían pensado que la historia era ilusoria y que la ciudad de Troya no era mas que una leyenda hasta que en el año 1869, Heinrich Schliemann descubrió los restos de Troya en la actual Turquía. A pesar de que hasta día de hoy siguen sin aparecer evidencias de la batalla narrada en La Iliada, este hallazgo dio toda una lección a los historiadores venideros al demostrar que jamas se debe considerar como un mito cualquier información legada por nuestros antepasados.
Pero la existencia de esta mítica ciudad no era, ni mucho menos, lo que La Iliada guardaba oculto entre sus paginas. Varios traductores de la obra, ya habían intuido que La Iliada no solo era un canto a una batalla entre dos ciudades… había algo mas. Alexandre Pope, que realizó la traducción al ingles en 1715, decía en el prefacio que en la epopeya existían “innumerables conocimientos, secretos de la naturaleza y la filosofía”. W.F. Jackson Knight, en un ensayo sobre la obra, afirmaba que ocultaba algo; una ciencia o filosofía de alto nivel.
Edna Johnston dio con la clave hace justo 60 años. Edna Johnston Leigh era una joven estadounidense aficionada a la astronomía que, durante la Segunda Guerra Mundial, se caso con un piloto de la RAF y emigro al Reino Unido. Allí comenzó la lectura de La Iliada y encontró en ella algo curioso. En el segundo libro se describía de forma muy detalla los 45 regimientos griegos que asediaron Troya. Era una parta larga, que rompía un tanto el ritmo de la obra y que, tratándose de un texto destinado a recitarse, todo aquel soliloquio se tornaba, cuanto menos, irrelevante. Pero fue esta lectura lo que le hizo a Edna recordar un poema del 270 a.C. de un discípulo de Platón llamado Aratus. En este poema, titulado “Phaenomena”, Aratus enumera las 45 constelaciones que formaban el firmamento… ¿ Existía un paralelismo entre los 45 regimientos que describía La Iliada con las constelaciones?
magen actual de las constelaciones del hemisferio norte, cortesía de www.astronomos.org |
En La Iliada se citan y describen, con todo lujo de detalles, unos 650 guerreros. Para Edna Johnston, cada uno de ellos se correspondía con alguna importante estrella del firmamento. Así pues, Aquiles representa a Sirio, la estrella mas brillante del Can Mayor (Homero describió el acercamiento de Aquiles a Troya haciendo referencia a Sirio como “perro” de Orión); Odiseo, sería la estrella Arturo de la constelación del Boyero; Melenao (personaje de cabellos y barbas carmín) seria Antares, la estrella roja de la constelación de Escorpio; Agamenón (que levanto la mítica puerta de los leones) seria la estrella Regulo, en la constelación de Leo…
Las referencias en la obra de Homero a estrellas y constelaciones son innumerables; lo que hace pensar que se trata de la obra de un astrónomo que intenta enseñar los secretos del universo a sus oyentes en forma de parábola Eso se desprende del pormenorizado estudio de sus obras. Pero ahí no queda todo, aun existe algo mas enigmático y misterioso.
En primer lugar, hay que decir que la figura de Homero sigue desconcertando a los historiadores de la actualidad En mis años como estudiante de Historia dedicamos gran parte de un semestre al estudio de este personaje y sus obras y, en lineas generales, el planteamiento generalizado a día de hoy es que figura de Homero no es mas que un mito. En realidad sus obras no son mas que un cumulo de antiguos cantos y obras de varios autores. Esto explica, por ejemplo, los cambios de estilo literario y narrativo y las distintas partes históricas (naves, armas, penachos…) que no se corresponden entre si. La palabra “Homero” derivaria de la forma verbal “hemereou” que literalmente significa “guiar a los ciegos” (de ahí la idea de que Homero era ciego). ¿Qué significa realmente “guiar a los ciegos”? ¿Puede ser una metáfora de instruir a los ignorantes? En ese caso, las obras de Homero vendrían de antiguos saberes desconocidos que se darían a conocer mediante sus obras. ¿Quién las escribió? ¿De donde provenían esos conocimientos? ¿Quién o quienes ilustraron a sus cantores?.
Figura Homero |
La Tierra, en su eterno viaje por el cosmos, describe tres movimientos: El de rotación, sobre su propio eje que se completa en 24 horas; el de translación, alrededor del Sol y que completa en 365 días y un tercer movimiento mas complejo, el de precesión, que es el que describe la Tierra por su grado de inclinación (23º) sobre su eje, lo que hace que gire por el universo como una “peonza”. Esto hace que las estrellas del firmamento no sean siempre las mismas, sino que vayan apareciendo y despareciendo. Este ciclo tarde en completarse 25.776 años.
El descubrimiento del movimiento de precesión se le atribuye a Hiparco de Nicea, en torno al 130 a.C. ¿Cómo es posible que una obra escrita, al menos, 700 años antes ya daba datos de este movimiento? Y es que según Edna Johnston, La Iliada es una obra que transmite este dramático cambio en los cielos que se produjo entre el 4000 y el 8000 a.C.(¡), es decir, miles de años antes de la “escritura oficial” de La Iliada.
Este cambio en el firmamento nocturno se plasmaba en la victoria o la muerte de un guerrero de la epopeya. Así por ejemplo, si Melenao (Escorpio) era atacado por Pandero (Sagitario), y este moría, quería decir que la constelación de Escorpio había sustituido a la de Sagitario en los cielos. Lo curioso, como decíamos es que esto no se produjo en el 800 a.C. sino en el 4400 a.C. Mas llamativa aún, es la parte en la que Aquiles regresa al campo de batalla, esto significaría la reaparición de la estrella mas brillante del firmamento en los cielos (Sirio), hecho que se produjo en el 8700 a.C. después de su desaparición en el 15.000 a.C. Y es que todo esto nos dice que la batalla que se narra en La Iliada no seria una batalla terrestre entre soldados, sino entre estrellas en el firmamento.
¿Cómo es posible que alguien conociese estos datos tan antiguos? ¿Quién los había legado? ¿Se hallaban registrados en algún “documento” antes incluso de la invención de la escritura? Y es que se dice que los conocimientos que se encuentran en La Iliada están heredados de ancestrales saberes astronómicos de la antigua Mesopotamia. Aquella misma antigua Mesopotamia que en su día veneraba a los Annunaki… y es que los círculos, como los movimientos de la Tierra, acaban cerrándose.
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