miércoles, 16 de mayo de 2018

EVANGELIO DE RUBEN PARTE 6 y 7



Guardaos de la fornicación y, si deseáis mantener limpia vuestra mente, guardad vuestros sentidos apartándolos de las mujeres. 2Ordenadles igualmente que no frecuenten la compañía de los hombres para mantener también su mente pura. 3Los abundantes encuentros aunque en ellos no se cometan impiedades, son para las mujeres una enfermedad incurable y para nosotros mancilla perpetua ante Beliar. 4La lujuria no posee ni sabiduría ni piedad y la envidia habita en su deseo. 5Por ello envidiaréis a los hijos de Leví e intentaréis elevaros por encima de ellos, pero no podréis. 6Dios se ocupará de su venganza y moriréis malamente. 7A Leví y a Judá dio el Señor el mando, y con ellos también a mí, a Dan y a José, para que seamos los jefes. 8Por ello os ordeno que prestéis oídos a Leví, porque él conoce la ley del Señor. Él formulará las instrucciones precisas para los juicios y sacrificios por todo Israel hasta la consumación de los tiempos, pues él es el sumo sacerdote ungido de que habló el Señor. 9Os conjuro por el Dios del cielo que cada uno diga la verdad a su prójimo y tenga amor a su hermano. 10Acercaos a Leví con humildad de corazón, para que recibáis la bendición de sus labios. 11Él bendecirá a Israel y a Judá, porque el Señor ha decidido reinar por él sobre todos los pueblos. 12Inclinaos ante su descendencia, porque morirá por vosotros en batallas visibles e invisibles y será vuestro rey para siempre.


 7 1Murió Rubén tras haber formulado estas recomendaciones a sus hijos. 2Lo colocaron en una urna hasta que, sacándolo de Egipto, lo enterraron en Hebrón, en la cueva doble, donde descansaban sus padres

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