Las referencias que tenemos de juegos infantiles las encontramos en las mastabas del Reino Antiguo en Guiza y en Saqqara y en dos tumbas-hipogeos del Reino Medio, en Beni Hassan.
No se han encontrado (de momento) representaciones lúdicas del Reino
Nuevo o periodos posteriores en Egipto. Tampoco se conocen referencias
de juegos de mesa relacionados con los niños, ya que este tipo de juegos
están más enfocados a los adultos que a la infancia.
La disparidad de fuentes y su discontinuidad en el tiempo no permiten asegurar hipótesis, aunque si podemos ver que los juegos egipcios se dirigían más al fortalecimiento físico y a la propia habilidad del individuo.
En ocasiones las escenas son acompañadas de pequeños textos que
explican la acción o reflejan los comentarios de los jugadores como
vamos a poder ver en algunos casos, que nos ayudan en su interpretación.
Por otro lado, el porqué de estas
representaciones nos es desconocido, y se desconoce si se trata de
escenas de vida cotidiana, en las cuales el difunto es el observador
(los antiguos egipcios eran muy dados al divertimento pasivo), o que
tengan algo que ver con ritos desconocidos hasta el momento.
Vamos a ver algunos de los más interesantes y que además perviven en la actualidad (o por lo menos muy recientemente):
- Juegos de pelota
En diversas excavaciones antiguas (sobre
todo en la ciudad de Lahun) han aparecido pelotas de arcilla y de fibra,
prefiriendo éste último por formar pelotas más resistentes y ligeras.
El tamaño varía, aunque suelen ser pequeñas, y de media tienen entre 3 y
8 cm de diámetro.
Por otro lado, también se nos han
conservado representaciones de juegos con pelotas, datadas en el Reino
Medio y que se encuentran en las tumbas de Beni Hasan. Es aquí donde
podemos ver a un grupo de muchachas que juegan con pelotas muy pequeñas,
como haciendo malabares y pasándoselas. Son las únicas escenas en donde podemos ver un juguete siendo utilizado como tal.
- Juegos en grupo
¿Quién no ha jugado a cogerse de los
brazos de uno o varios amigos, y dar vueltas hasta marearse? Pues en las
tumbas de Ptahhotep, Mereruka y Baqt (Reino Antiguo) tenemos este
juego, que los egipcios llamaron “la rueda”, “juego de la estrella” o “crear/establecer un viñedo”. Se ha querido ver como un ejercicio gimnástico y es el único juego en donde chicos y chicas juegan juntos.
El texto que acompaña la escena de la
tumba de Ptahhotep dice: “gira/da vueltas, cuatro veces”. Y si se gira
lo bastante rápido, uno puede empezar a sentirse mareado, una sensación
que podría dar origen al propio nombre del juego, pues el regalo del
viñedo les provocaba una experiencia parecida a los ojos de los niños.
Otro juego que aún podemos ver en la actualidad es el de “tira y afloja”,
que encontramos en la tumba de Mereruka. En la actualidad lo jugamos
con una cuerda, pero en Egipto se utilizaban a sí mismos, agarrándose de
los brazos y empujando. Sus cuerpos están echados hacia atrás, mientras
que sus compañeros agarran al que tienen delante por la cintura y tiran
hacia atrás. Por encima del grupo de la izquierda se puede leer lo
siguiente: “¡tu brazo es mucho más fuerte que esto! ¡no se lo des!”.
Mientras, por el lado derecho se comenta “¡mi equipo es más fuerte que
el tuyo! ¡aguantad fuerte, compañeros!”.
Gracias al trabajo conjunto entre egiptología y antropología conocemos otro juego
que por lo menos hasta hace unos años, pervivía en Jordania y Egipto,
llamado Khazza Lawizza, y que podemos ver en las mastabas de Ptahhotep y
Mereruka. El nombre parecer significar algo así como “salto de la
oca/ganso”. El juego consiste en lo siguiente: dos niños se sientan uno
enfrente al otro con las piernas extendidas, tocándose con las plantas
de los pies; se inclinan hacia delante y colocan sus manos abiertas,
sobre el suelo, una encima de la otra, extendiendo los dedos. El jugador
(o jugadores, según la escena de Mereruka, donde aparecen tres) tiene
que saltar por encima de este obstáculo. En la escena de la tumba de
Mereruka aparece un breve texto que dice así: “¡agárrate fuerte! Voy,
compañero”.
Por último, en relación a juegos, me
gustaría comentar una de las mayores evidencias arqueológicas donde los
niños han dejado su huella. Se trata de un hallazgo
excepcional en la escuela del Ramesseum, que consiste en un juego de
canicas formado por 14 piezas todavía in situ y repartidas de diferente
manera. No tenemos, que se conozca, ninguna escena iconográfica que nos muestre las reglas de este juego.
Según la disposición de las piezas y las
teorías difusas de los estudiosos parece ser que la canica más pequeña
se disponía en el centro y era rodeada por las otras de más calibre. Una
pequeña cavidad en forma de cubeta se encontraba debajo del
emplazamiento donde se jugaba, sin duda para facilitar el tiro cuando
las canicas eran lanzadas al aire.
Los propios obreros de esta excavación reconocieron el juego, y en Saïd dijeron que se llamaba aún bajo una forma dialectal bawawah, mejor conocido en otras provincias de Egipto bajo el nombre de gabbah o labet el-al. De hecho, este
juego que consiste en lanzar, atrapar y mover de diferentes maneras las
canicas más o menos gruesas, nos recuerda al juego de tabas. Aún a finales del siglo XIX d.C. en la aldea de Kôm el-Baïrat vemos a niños y a niñas jugando al bawawah
sin saber que varios cientos de años antes y no lejos de esta aldea,
los alumnos del Ramesseum se divertían con este juego tras las largas
horas consagradas al estudio. Pero ¿quién no ha jugado a las canicas de
pequeños?
JUGUETES EGIPCIOS
La búsqueda de juguetes pertenecientes a niños del Antiguo Egipto es una tarea muy ardua. Las
representaciones convencionales de los niños no muestran ningún tipo de
objeto en sus manos al que pudiéramos calificar como juguete (salvo
el caso de la pelota que ya hemos visto). Por otro lado, las sepulturas
infantiles intactas son rarísimas. Únicamente nos quedarían los
poblados, pero éstos fueron excavados hace bastante tiempo y con un
método de trabajo obsoleto, perdiendo mucha información importante como
la relativa a nuestros posibles juguetes.
A pesar de las dificultades explicadas
hemos tenido suerte y contamos con algunos objetos que han sido
clasificados como juguetes. La mayoría de ellos se exponen en la
actualidad en los museos, mientras otros están siendo puestos en duda.
Aparte de las pelotas ya mencionadas arriba, y que actualmente es un juguete estrella para todos los niños, los antiguos egipcios jugaban con un juguete que en la actualidad se pone de moda por temporadas: la peonza.
Tenemos muchos tipos de peonzas, todas
con una forma cónica y muchas de madera, de unos 6 cm de altura y
acanaladuras en su superficie para colocar y enroscar la cuerda y luego
lanzarla para que gire. En Lahun han aparecido muchas de estas piezas,
parece ser que era un juguete popular, práctico y barato.
Otro tipo de juguete en el Antiguo Egipto era el de la figurita animal articulada.
En el Museo Británico tenemos dos de las piezas más representativas y
conocidas. Se trata de un felino (posiblemente un león) del Reino Nuevo
(EA15671), de madera, cristal de roca y bronce, que abre y cierra la
boca gracias a una cuerda que une la mandíbula inferior con la cabeza; y
también tenemos al ratón, del Reino Nuevo (EA65512) con cuerpo de
arcilla y hocico y cola de madera que al mover de arriba abajo, abre y
cierra la boca.
Para completar esta cadena biológica tenemos al perro del Metropolitan Museum (40.2.1)
una pieza más delicada, pues está realizada en marfil de elefante. El
perro aparece en pleno salto o en actitud de correr debido a las patas
estiradas. Debajo del pecho y tras las patas delanteras tenemos una
pequeña palanca conectada a la mandíbula inferior, y que al moverla, el
perro abre y cierra la boca, enseñando dos dientes y una lengua roja.
Por último, dentro del reino animal, otro
tipo de juguetes muy comunes aunque ya de época greco-romana y copta,
son los caballos, con o sin jinete. La particularidad de estas piezas es
que constan de ruedas y una perforación en el hocico para atar un
cordel y poder arrastrarla más cómodamente.
Otro tipo de juguetes son los que tienen forma humana, también articulados,
y que aún hoy en día siguen siendo los preferidos de los niños. El
primero de estos juguetes (o por lo menos clasificado como tal) es un
trío de tres “enanos danzantes” realizados en marfil y
que fueron hallados en las excavaciones de 1934 in situ en la tumba de
una niña llamada Hapy, de el-Lisht, en la necrópolis de Sesostris I,
fechados en el Reino Medio, Dinastía XII. La pieza al completo consta de
cuatro enanos, tres en el museo de El Cairo que son los danzantes, y
uno en el Metropolitan Museum de Nueva York que es el que da palmas.
Los tres enanos de El Cairo están
montados sobre una pequeña base inserta en un zócalo que los sujeta a
todos. Un hilo va por dentro de dicho zócalo, convenientemente
enrollado, que al desenrollarse los hacía girar sobre sí mismos,
realizando su danza. Mientras, el cuarto enano, el de Nueva York, marca
el ritmo con las palmas.
Otro juguete de figura humana la encontramos en el Museo de Leiden, datado en el Reino Nuevo. Se trata de una figura humana que aparece realizando una actividad con las manos como moliendo el cereal, lavando o amasando.
La figura humana vuelve a ser articulada, tanto los brazos como las
piernas, además de una fina cuerda que sujeta la pieza por detrás para
así, al tirar de ella, el muñeco se levantaría, recreando de esta manera
su actividad.
Por último, pero no menos importante, tenemos el controvertido tema de las muñecas, siempre asociadas más al simbolismo religioso que a la vida cotidiana,
pero aquí voy a hablar de las muñecas clasificadas como juguetes, sin
entrar en las piezas más controvertidas. La primera muñeca la
encontramos en la tumba de una niña llamada Sitrennut, en Hawara,
perteneciente a la Dinastía XII, y actualmente en el Petrie Museum (UC
16148). Originalmente estaba pintada de amarillo, además de tener una
pequeña peluca de cuentas de barro, y se encontró con una pequeña cama
realizada en madera, quizás para nuestra muñeca. Mide 18´7 cm de alto, y
tiene los brazos articulados. Por lo demás es una representación muy
simple y corriente de una muñeca. Ejemplos como el de esta muñeca
tenemos en el mundo greco-romano, muy prolijo en la producción de
muñecas articuladas.
Otras muñecas que me gustaría mencionar son las realizadas en “trapos”, como las conservadas del periodo romano en Egipto. Tenemos varias de estas muñecas repartidas por los museos ingleses (Petrie, British y Manchester). Vamos a ver dos de ellas.
La primera (actualmente en el British
Museum) fue encontrada en Oxirrinco (Behnasa) en 1905, y es de época
romana. Está realizada en lino y rellena de trapos y papiro y de largo
mide unos 18´5 cm. Una particularidad de esta pieza es que lleva una
pequeña cuenta de vidrio azul en el lado derecho de la cabeza, lo que
sugiere un adorno para el pelo. La otra, actualmente en el Petrie Museum
(UC 40580), fue encontrada en Hawara en 1888, en una tumba infantil de
la época de Constantino (siglo IV), y venía con pequeñas imitaciones de
objetos de uso personal incluso.
CONCLUSIONES
Lo expuesto aquí es solo una pequeña muestra de todos los juegos y juguetes que se nos han conservado del Antiguo Egipto,
y a través de la cual hemos podido ver cómo los niños egipcios vivían
su corta infancia de manera intensa y con una viva imaginación a la hora
de divertirse, entretenerse y, al fin y al cabo, aprender.
El gran problema del estudio de la infancia egipcia es la escasez de documentación que se nos ha conservado,
y que ésta se restringe al ámbito funerario y a excavaciones
arqueológicas antiguas. Debido a esto no podemos elaborar hipótesis y
muchas de las piezas clasificadas hoy en día como “juguetes” se están
poniendo en duda.
Numerosos investigadores opinan que estas
piezas y las escenas de juego de las tumbas tienen más de significado
ritual y simbólico que lúdico, lo que nos indica una necesidad de revisar el mundo de la infancia del Antiguo Egipto.
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