lunes, 12 de marzo de 2018

EL LIBRO DE LAS CAVERNAS

Detalle de la segunda división. <br> Tumba de Ramsés IX (KV6) Fotografía: Francisco LópezRepresenta una composición de gran importancia y resulta ante todo especial. El difunto, como en tantos otros libros, debe atravesar una serie de cavernas que forman parte del Más Allá, pero ahora se pone un énfasis especial en las recompensas de las que se podrá gozar pero también en los castigos que se sufrirá en la otra vida y en la destrucción de los enemigos del sol. Se trata de la mejor descripción de lo que podría denominarse infierno egipcio.

Detalle de la segunda división. <br> Tumba de Ramsés IX (KV6) Fotografía: Francisco López
Detalle de la segunda división. Tumba de Ramsés IX (KV6) Fotografía: Francisco López

Hay dos características peculiares en el Libro de las Cavernas: Las series de óvalos representando “envoltorios” ó “ataúdes” que contienen cuerpos sagrados y el tratamiento del registro inferior o de la Duat, en el cual figuras rojas y negras de los enemigos del dios sol son vistos marchando cabeza abajo, brazos atados a sus espaldas, cabezas cortadas, y corazones sangrientos a sus pies. Se observa una progresión psicológica paralela entre la fatalidad de los enemigos y el progreso del dios sol a través de las cavernas; en esta progresión, la aniquilación final de los cuerpos, cabezas, corazones, bas, y sombras de los enemigos en los calderos ardientes (división 5) conduce a la escena final del nacimiento desde la Duat del ascenso del dios sol en el horizonte Oriental. Si bien el tema subyacente, aquel del descenso del dios sol con cabeza de carnero a la oscuridad de las cavernas de la región inferior para cobrar nueva vida, es el mismo en todas las composiciones religiosas de este periodo, en el Libro de las Cavernas su tratamiento es único. Champollion fue el primero en percatarse de la alta concepción psicológica de esta composición, y en una de sus cartas desde Egipto la describe:

Esta doble serie de cuadros nos dan por consiguiente el sistema psicológico egipcio en sus dos puntos más importantes y más morales, las recompensas y los castigos. De esta forma todo lo que los antiguos contaron sobre la doctrina egipcia de la inmortalidad del ba y del objetivo positivo de la vida humana queda completamente mostrado. Es ciertamente glorios a y alegre, esta idea de simbolizar el doble destino de las almas por el más notable fenómeno celestial – e l curso del sol en los dos hemisferios- y de asociar la pintura a este imponente y magnífico espectáculo.

J. F. Champollion parece que fue el primero en describir la versión del libro de la tumba de Ramsés VI, e incluso proporcionó algunas traducciones en su décimo tercera carta enviada desde Egipto. Sin embargo, ningún erudito se mostró particularmente interesado en el libro hasta un siglo más tarde cuando la segunda versión completa fue descubierta en el Osireión. Henri Frankfort intentó componer la primera traducción de ese texto, asistido por Adriaan de Buck en 1933. Sin embargo, no fue hasta el período entre 1941 y 1946 que Alexandre Piankoff ejecutó una edición del texto basado en varias versiones que tradujo al francés. También tradujo el texto de la tumba de Ramsés VI al inglés en 1954. No fue hasta 1972 cuando fue traducida al alemán una versión por Erik Hornung.

Estructura del texto

El nombre que damos a este texto, el Libro de las Cavernas, es una invención moderna basada en el Mas Allá que es dividido en “cuevas” o realmente en “cavernas” del “qerert egipcio”, porque nunca se ha descubierto ningún título original. A diferencia del Amduat y del Libro de Puertas, este texto no se divide en las horas de la noche, aunque se hace una tentativa para agrupar las divisiones generales divididas en tres registros. Sin embargo, estos registros a menudo tuvieron que ser escalonados debido a las limitaciones del espacio, y es por ello que todas las versiones dividen las dos divisiones iniciales en cinco registros.

El Libro de las Cavernas está dividido en dos mitades por dos pinturas grandes del dios sol con cabeza de carnero, y cada mitad consta de tres partes. Por lo tanto hay un total de seis divisiones. El texto de las primeras dos divisiones se separa de las representaciones, con el texto colocado después de las representaciones, aunque este orden se invierte en la versión encontrada en la tumba de Ramsés VII. En estos textos, el dios del sol invoca a los seres o a grupos individuales de dioses descritos en las representaciones dentro de un monólogo largo.

Las divisiones restantes combinan representaciones y textos. Cada división dentro de la segunda mitad del libro de las cavernas es precedida por varias letanías, con la división cinco que tiene un total de trece.

El conjunto hace pensar en un papiro gigante desenrollado a lo largo de la pared.

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