martes, 30 de enero de 2018

PIEDRA COSMICA



El Universo Material fue creado por una realidad “no física”, dicen los extraterrestres. Ellos denominan a esa realidad “Universo Mental”, un lugar - si se puede emplear ese término - donde la luz es semejante en naturaleza a un pensamiento humano.

La historia cuenta que desde allí se emanó el plano de la materia, dando aparición al espacio-tiempo y el nacimiento de gigantescas galaxias, estrellas, planetas, y todo el conglomerado celeste que hoy por hoy procuramos desentrañar observando el firmamento.

Con la aparición de vida inteligente, y el desarrollo de naves espaciales, la exploración del Universo y sus misterios fue una constante.

De esta forma llegó el descubrimiento que cambió vertiginosamente el desarrollo tecnológico de las civilizaciones extraterrestres que nos precedieron: sus primeros exploradores hallaron una forma extraña de cristales muy cerca del centro de las grandes formaciones nebulosas y próximas al peligroso núcleo de algunas galaxias - en donde muchas veces perecieron al ser absorbidos por. Agugerios 
supermasivos.

Entonces sus científicos tomaron muestras y las estudiaron intensamente, concluyendo de que se trataba de un desconocido fenómeno de “transmigración” de energía al haberse creado el Universo Material.

Es decir, aquellos cristales provenían del plano de la mente en donde la luz no es física, pero que llegó a corporizarse al “pasar” al nuevo plano material que había sido engendrado.

Estos cristales eran diferentes a otros que eran conocidos en sus mundos de origen, generalmente formados durante la cristalización lenta de los magmas terminales - como ha ocurrido también en la Tierra.

El reciente hallazgo de aquellos impresionantes objetos verdes brillantes ponía todo en jaque: tenían un origen sobrenatural que les permitía acumular mayor cantidad de energía que los cristales convencionales.

Ello, como es de imaginarse, supuso un gran salto tecnológico para aquellas civilizaciones que, con el transcurrir del tiempo, fueron aplicando el empleo de esos objetos para la industria, la navegación espacial, y más tarde para la guerra. Les llamaron “Ergomenon”. Y de acuerdo a su geometría y programación podían ser aplicados a distintas tareas.

Pero aún no habían visto todo.

Un grupo de científicos decidieron estudiar el centro de la Gran Nebulosa de Orión. No era la primera vez que lo hacían, pero un accidente afortunado les llevó a dar con el mayor de los descubrimientos.

La imponente nave, en la cual se desplazaban a través del torrente de radiación ultravioleta de la gran nebulosa - y resistiendo las duras condiciones allí reinantes - golpeó de pronto un objeto que inicialmente pensaron se trataba de masa en formación.

A través de sus pantallas vieron el cuerpo de roca, ya fragmentado, y distinguieron en su interior descubierto un brillo esmeralda que ya conocían.

Inmediatamente introdujeron el objeto en la nave y, al limpiarlo de su efectivo “camuflaje”, se encontraron con un bellísimo cristal octaédrico, que de inmediato se encendió y les mostró cual oráculo el futuro de su civilización, la gran guerra que vendría, y la aparición de una nueva raza que daría esperanza a todo el Universo.
Los científicos que hallaron el Gran Cristal, sorprendidos, comprendieron que aquel cuerpo había sido el primero en “pasar” al Universo Material cuando el plano entero fue creado.

Representaba el camino por el cual la luz mental se hizo sólida: una suerte de alquimia cósmica, y por ende el secreto de cómo se habían “construido” los mundos y soles, los portales y las galaxias. Aquel cristal maravilloso encerraba la formula de la Creación.

Pero, ¿de qué estaba hecho aquel objeto? ¿Cómo se formó?

Generalmente se sabe que en un cristal las moléculas, átomos o iones se encuentran organizados simétricamente. Este orden interno muchas veces dictamina la “apariencia” del cristal. Empero estas formaciones no son exclusivas sólo de lo minerales, sino también de compuestos orgánicos.

Incluso en el agua.
  • ¿Era un ser vivo aquel cristal?
  • ¿Qué fuente mantenía el orden de su perfecta estructura geométrica?
  • ¿Cómo podía “ver” el futuro?
Sea cual fuese la respuesta, los exploradores extraterrestres no podían abandonarlo a su suerte en el espacio. Sabían que no tenían más remedio que llevarlo con ellos. Finalmente lo tomaron como una misión, y se transformaron en sus primeros custodios.

El resto de la historia ya la conocemos: la denominada Guerra Antigua estalló en el mismo lugar donde anteriormente se había hallado el extraño cristal. Quizá, esta fue la razón de peso por la cual distintas civilizaciones se empezaron a interesar en la Nebulosa de Orión.

Lo cierto es que los primeros exploradores se exiliaron y dejaron el cristal a custodia de un grupo de guardianes y vigilantes que estaban comprometidos, en secreto, con la profecía del Gran Cristal.

Algunos de ellos formarían parte más tarde del contingente de 32 enviados a la Tierra para sembrar la semilla de la luz.

Esa historia empezaba a adquirir otro sentido.
 

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