viernes, 12 de enero de 2018

EL TEMPLO DE LOS JESUITAS

Una vez más, Cataluña nos sirve de punto de partida para descubrir cómo se ha configurado el mundo en que vivimos.

Hoy conoceremos el origen de la Masonería y como la Orden del Temple traspasó su verdadero poder a los Jesuitas. Eran momentos de la historia en que se estaba forjando el mapa de poder que determina nuestro siglo XXI, la actual crisis de la deuda ya fue ensayada entonces.

Conoceremos a los primeros piratas y será a través de ellos que visitaremos uno de los lugares más bellos de Europa. Por último, desvelaremos el verdadero significado de la Cruz, el símbolo de dolor y sufrimiento que nos han impuesto para representar a Jesús.

Nos ayudarán una exitosa película de miedo, unos pitufos, 13 ocas y el grupo Coldplay...

Esta historia comienza un viernes 13...

El viernes 13 de junio de 1980 se estrenó la primera entrega de la saga de cine de terror más longeva.

Pero no hablaremos de películas sino del origen de su título y a la mala suerte que se atribuye a ser un viernes y caer en trece. En esta fecha maldita del año 1307, las tropas del rey Felipe el Hermoso irrumpieron al unísono en todas las encomiendas templarías de Francia, en una operación coordinada sin precedentes. Arrestaron a todos los caballeros, en lo que fue el principio del fin de la Orden del Temple.

La maldición que el gran maestre templario Jacques de Molay lanzó en la pira donde estaba siendo quemado, y su posterior cumplimiento, asoció para siempre los malos augurios y al terror.

Organizar una operación a nivel nacional en perfecta sincronía no debió de ser fácil en aquellos tiempos, pero lo más increíble es que no encontraran ninguna resistencia en unos caballeros curtidos en mil batallas.

Posiblemente la operación no debió de ser todo lo secreta que era deseable y muchos estaban avisados, razón por la cual nunca ha aparecido el archivo de la Orden, ni sus supuestas riquezas escondidas (aunque ya sabemos que el "tesoro de los templarios" no era nada material).

Los templarios capturados debieron de serlo por un exceso de confianza:
¿como les podía pasar algo a ellos que eran los dueños de media Europa y que tenían una protección máxima tanto política, económica como esotérica?
No calibraron bien el escenario y eso les costó la cárcel, la tortura o la muerte.

La macro redada a los templarios fue ejecutada por el rey francés Felipe el Hermoso y planeada entre él y el papa Clemente V.

El Inquisidor General (un "cargo independiente" muy parecido al del actual Fiscal General) inventó contra ellos todo tipo de cargos (menos el de escribir twits que inciten a la violencia), hasta un total de 127 - a cual más espantoso - aunque ninguno respaldado por prueba alguna.

El proceso contra la Orden se dio por finalizado en 1314, tras 7 años de cautiverio y torturas en los calabozos del Rey de Francia, una vez asignados los bienes del Temple al Hospital, el anciano y agotado De Molay rechaza la condena a prisión perpetua y es quemado vivo a fuego lento, frente a Notre Dame de París.
 


 

La leyenda presenta a Jacques De Molay antes de morir maldiciendo al Papa Clemente V y al Rey Felipe El Hermoso, más o menos con estas palabras:
"Clemente, juez inicuo y cruel verdugo,
te cito a comparecer ante el tribunal de Dios en cuarenta días
y a ti, Philippe, antes de un año".
Eso dijo, minutos antes de que finalizara el sacrificio humano y el pueblo rompiera los cordones de la guardia, y se abalanzara sobre la hoguera para rescatar algunos huesos calcinados, para guardarlos como reliquias.

Maldición o no, Clemente V, murió de diarrea a raíz de su cáncer intestinal y dentro de los cuarenta días de la muerte de Jacques de Molay.

Su cadáver, ante el asco que produjo a sus asistentes, permaneció abandonado y desnudo toda la noche. Luego, durante la velación, cayó una vela que incendió el catafalco, carbonizando medio cadáver.

Por si aún no había sido suficiente, en 1577, los calvinistas entraron en Uzeste, destrozaron su tumba, quemaron los pocos restos que quedaban y lanzaron las cenizas al suelo.

Así mismo, Felipe el Hermoso rey de Francia, murió de fiebre y gangrena el 29 de setiembre de 1314, dentro del año de la muerte predicha por Jacques de Molay. Se cayó del caballo durante una cacería por culpa de un jabalí.

Según se dice,
"El olor que desprendían sus llagas era tal que resultaba repugnante y nauseabundo acercarse a su lecho de muerte", aunque seguramente el efecto psicológico de la maldición avivó algunas mentes.

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