lunes, 25 de diciembre de 2017

PROYECTO HAARP

Podría parecer un invento “más” de la ciencia ficción, sin embargo, existe. Incluso en sus instalaciones hay días de puertas abiertas al público tratando de hacer gala de una transparencia que, a todas luces, parece más que dudosa.

Comenzaremos por el principio para quienes nunca hayáis leído sobre este tema. La mayoría.

Partamos de la base de que las técnicas de modificación artificial del clima existen, aunque el debate de este asunto parece un tabú científico. Muestra de ello son las compañías especializadas en esto con unos u otros fines.
- Sembrando las nubes -
 
Como muestra, Weather Modification Inc., Tecnologías de Gestión de los Recursos Atmosféricos del siglo XXI, que ofrece una amplia gama de servicios:
  • programas de aumento de lluvias
  • de nieve
  • mitigación de daños ocasionados por granizo
  • disipación de niebla o transferencia de asistencia técnica y/o tecnológica para la consecución de estos fines
Hay también precedentes de utilización de este tipo de tecnologías con fines militares, por ejemplo, durante la guerra de Vietnam, en 1967 con el Proyecto Popeye, cuyo objetivo era prolongar la estación del monzón y bloquear rutas de suministro del enemigo – como explica el economista canadiense Chossudovsky.
Incluso ya en 1958, el capitán T. Orville (consejero principal de la Casa Blanca y encargado de los estudios sobre cambio climático) admitió que el Departamento de Defensa estaba investigando “métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima” por medio de un haz electrónico que ionizaría o des-ionizaría la atmósfera sobre una zona determinada.

En 1966, el profesor Gordon Mac Donald (miembro del comité científico del presidente) realizaría un comentario preocupante:
“La clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental que, sumada a una pequeña cantidad de energía, liberaría cantidades ingentes de la misma “.
Y en su libro futurista “A menos que la paz llegue“, Mac Donald incluiría un capítulo titulado “Cómo destrozar el medio ambiente“, en el que describe los usos de la manipulación climática, modificación del clima, desestabilización o derretimiento de los casquetes polares, técnicas para reducir el ozono, ingeniería de terremotos, control de las olas oceánicas y manipulación de las ondas cerebrales desde campos energéticos terrestres.

Decía que este tipo de arma iba a ser desarrollada y una vez puesta en marcha, sería prácticamente imposible de ser detectada por sus víctimas.

¿Se estaría refiriendo ya al Proyecto HAARP?
Ciertamente, todos estos acontecimientos climáticos nos suenan terriblemente actuales. No tenemos más que mirar la prensa de los últimos diez años.

Marc Filterman, ex oficial militar francés, esboza varios tipos de “armas no convencionales” que utilizan frecuencias radiales.

Se refiere a “la guerra climática“, e indica que los Estados Unidos y la Unión Soviética ya habían acumulado los conocimientos especializados necesarios para desencadenar repentinos cambios climáticos (huracanes, sequías) a principios del decenio de 1980. (Intelligence Newsletter, 16 de diciembre de 1999)

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