sábado, 9 de diciembre de 2017

HEREJES EN LA COSMOLOGIA

Decir que vivimos en un mundo de contradicciones y yuxtaposiciones es constatar lo evidente.

Cuando hay sociópatas en el poder, la indecisión y las incertidumbres gobiernan nuestros futuros sociales y políticos, y en nuestros medios de comunicación hay indeseables manipuladores e injuriosos, es verdaderamente difícil saber hacia dónde nos dirigimos.

Puede que nadie lo sepa...

Como me decía esta mañana un amigo en un mensaje de texto rápido:
"Qué puedas crear este día, tu día, a partir de la esencia de buenos pensamientos, buenas palabras y buenas obras. Y que así sea".
Y así es. Este es nuestro día y lo hacemos como es viviendo en el presente.

Como el eminente físico Erwin Schrodinger dijo:
"Por siempre y para siempre sólo hay ahora, un único ahora; el presente es la única cosa que no tiene fin".
Puede que realmente no entendamos, o no nos guste lo que sucede, pero todavía tenemos poder para tomar nuestras propias decisiones.

En todo elegimos, y cuando se trata de lo básico, de lo que debemos hacer ineludiblemente, descubrimos que tenemos una elección fundamental entre asignar nuestra vida al Amor o al Miedo...

En otras palabras, si escogemos el Amor nos ponemos del lado de la compasión, la empatía, la aceptación, el perdón y la tolerancia. Y si elegimos alinearnos con el Miedo nos entregamos a la manipulación, la ansiedad y la vulnerabilidad.

Y si queremos, podemos decidir cómo deseamos ver nuestro mapa del mundo. Porque cómo resolvamos ver e interpretar el mundo dependerá en gran medida de nuestro estado de consciencia.

Lo que estoy tratando de decir es que podemos optar por pensar, actuar, comportarnos y ser de un modo diferente a las cosas disfuncionales que vemos en el mundo que nos rodea.

Es decir, podemos escoger ser una fuerza del bien.

Podemos elegir ser un hereje sagrado, que es el título del artículo de hoy, adaptado de mi próximo libro "The Sacred Revival - Magic, Mind & Meaning in a Technological Age".

 

Herejes sagrados
Cada sociedad tiene una estructura cognitiva de conocimiento permitido que maneja una élite y de conocimiento prohibido que distribuyen, en mercados negros o sumergidos, delincuentes cognitivos, herejes, revolucionarios o simplemente locos.William Irwin Thompson
Nuestros conceptos humanos de la verdad son siempre parciales, fragmentados e incompletos, porque son un reflejo de nuestras propias imperfecciones y nuestro estado incompleto.

Cada cultura crea su cosmología, su imagen coherente del mundo y por tanto también, invariablemente, sus propias limitaciones. Y aquellos patrones de pensamiento o ideas que no encajan en el consenso social se etiquetan de heréticas.

Son distinciones artificiales - los límites, parámetros y perímetros - erigidos por la mente humana.

La mente construye el mundo tal como lo vemos...

Cada cultura considera que su visión del mundo es la mejor. Del mismo modo que cada cultura enseña su propia historia basada en textos históricos tendenciosos, cada sociedad recubre la mente de pensamiento sesgado.

La moderna visión del mundo ha asumido la creencia de que eso es el mundo, en lugar de una visión particular del mundo. La distinción puede parecer leve, pero sus consecuencias son de largo alcance.

Las suposiciones consensuadas que mantiene nuestra sociedad se opondrán siempre a nuestras propias tentativas de transformación personal más allá del condicionamiento social.

Escapar de los patrones enraizados y de los puntos de vista condicionados siempre hará que se te etiquete de "hereje".

Un hereje mental consciente no es necesariamente un hereje malo:
la evolución de la civilización humana siempre ha dependido de ellos.
Podemos elegir qué tipo de narrativa deseamos usar para enmarcar nuestra perspectiva de la vida y la realidad, pero no escoger ninguna narrativa en absoluto no sólo no es una opción, tampoco es posible.

El mundo que decidimos ver es nuestro mapa del mundo y, en gran medida, es una proyección de nuestro propio estado de consciencia. Pero esto puede ser tanto una trampa como una liberación.

Si no estamos abiertos a la flexibilidad y la variación, podemos quedar atrapados dentro de los parámetros de nuestros modelos mentales.

De igual modo, también las sociedades exhiben una renuencia a abrirse a tal flexibilidad, de manera que, a menudo, al principio las ideas innovadoras y las mentes visionarias se sienten amenazadas.

Tal conservadurismo cultural puede considerarse como una filosofía de mentes pequeñas que prefieren la seguridad y la protección de servir al statu quo.

Pero corren el peligro de olvidar que el imperativo de la vida es cambiar y trascender continuamente.

Muchas de nuestras percepciones culturalmente sesgadas se constituyen conforme a una visión selectiva de la realidad. Cuando ampliamos nuestra capacidad de reflexión consciente, agrandamos nuestra perspectiva del cosmos.

Nuestra capacidad mental es una ventana de percepción; y vemos a través de una abertura más o menos amplia; como si desde una habitación mirásemos hacia afuera por una ventana pequeña u otra más grande.

Pero el culto actual a la razón científica nos ha llevado a creer que la física y las matemáticas son la única manera de "leer" el universo.

En otras palabras, que cualquier relación con el cosmos o comprensión del mismo, y/o cualquier tipo de inteligencia cósmica se establece gracias al poder de las ecuaciones.

Para muchos de nosotros, el mundo, el universo - nuestra sensación de sentido— puede que sea poco más que un conjunto de ecuaciones complejas.

Naturalmente, podríamos hacernos la siguiente pregunta:
¿qué nos hace pensar que nuestra manera actual de ver el mundo es la correcta o que la comprensión contemporánea es mejor que otras perspectivas alternativas?
Cada uno de nosotros apuesta su vida a una imagen determinada de la realidad.

Por tanto deberíamos preguntarnos acerca de esta imagen:
¿Se siente profunda e intuitivamente que es "correcta"?

¿Y sigue siéndolo a medida que pasa el tiempo?
Nuestra moderna visión del mundo puede parecernos coherente; pero por el contrario es fragmentada y artificial, y carece de cualquier sentido de comunión, solidaridad y agradecimiento.

La actual percepción dominante, en gran medida heredada de la ciencia occidental, no tiene una comprensión de la correspondencia.

Nos hemos colocado en un dualismo de "lo objetivo frente a lo subjetivo", en el cual ha de ser lo uno o lo otro, pero no puede haber una correspondencia - una participación - que involucre a ambos.

En verdad, no existe ningún absoluto: nunca es lo uno o lo otro (blanco o negro; objetivo o subjetivo).

Estas distinciones son invenciones de los modelos humanos de pensamiento y como tales, más que cualquier otra cosa, representan nuestro estado de razonamiento.

Si la realidad es un rompecabezas, nuestras mentes racionales hiperactivas simplemente han revuelto deliberadamente sus piezas.

Cada sistema de conocimiento al que nos adherimos y apoyamos es solo una forma específica de expresión acorde al tiempo y al lugar. Ninguna forma o articulación específica es absoluta. Formamos nuestras percepciones de la realidad a partir de nuestras articulaciones (especulaciones o suposiciones).

Representamos la realidad de maneras específicas, como parte de nuestra experiencia humana, y lo hacemos mediante nuestras culturas y nuestros sistemas filosóficos y de creencias. Interpretamos la realidad de acuerdo con patrones que representan nuestros estados de pensamiento.

Para la mayoría de la gente es casi imposible entender más allá de los límites de comprensión de cada quien.

Estos modelos de interpretación de la realidad han conformado nuestras filosofías y cosmologías durante las épocas pasadas - desde la mente griega hasta el Renacimiento - y con todo, continuamos careciendo de una cosmología que capte el corazón de las dinámicas creativas del cosmos en el que existimos.

En la civilización humana cada época exige una cosmología correspondiente en la cual enmarcarse; y que también guíe su ethos.

Actualmente estamos, y hemos estado durante varias décadas, en la fase en la cual necesitamos una nueva estructura de realidad que nos sirva mejor y no sólo como civilización planetaria sino también como rudimentaria viajera espacial.

La insuficiencia de nuestros modelos actuales nos ha llevado a un periodo de perturbación y confusión generales, de insatisfacción e incertidumbre.

Y al final todo vuelve a la consciencia...

Como Terence McKenna dijo una vez:
"Necesitamos explorar realmente el problema de la consciencia, porque a medida que los seres humanos ganan poder se están convirtiendo en el factor decisivo en el planeta.

Las preguntas inminentes son: '¿Es bueno el ser humano?' y a continuación, si la respuesta es sí, '¿para qué sirve?' "
The Archaic Revival
Necesitamos una nueva cosmología - una nueva visión del mundo - aunque sólo sea para averiguar para qué sirve la humanidad.

Todavía tenemos que reconocer completamente que el camino del hombre es un camino de trascendencia creativa a través de la evolución consciente. El viaje que tenemos por delante se está desplegando a nuestro alrededor - estamos en él - y por ello no nos queda otra que aceptar el recorrido.

El mundo ya está intrínsecamente en una conectividad energizada; según la ciencia quántica cada molécula, átomo y quark están conectados mediante un campo de energía no-local (acción a distancia).

Pero a pesar de esta narrativa científica continuamos manteniendo una cosmovisión que entiende la vida como separada, aislada, con límites concretos y umbrales tangibles. La única manera de ver esto es alienando el alma humana.

La cuestión no es si sino cuándo nos moveremos para transformar la consciencia humana con el fin de que se corresponda con las nuevas perspectivas.

De modo que la primera pregunta es:
"¿cuándo vamos a cambiar literalmente nuestras mentes?"

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