Somos educados a seguir.
Una vez que nos adoctrinamos institucionalmente al cautiverio de la realidad, instintivamente nos instalamos en estilos de vida de oposición social. Nuestra falta de compromiso, confianza y práctica en nuestras vidas impide su cumplimiento.
Las visiones de los demás nos parecen más creíbles que aclarar, expresar y manifestar las nuestras. Los imitamos por desesperación para conformarnos en lugar de crear el nuestro con la intención de pertenecer.
En el momento en que decidimos seguir los pasos de otra persona, sacrificamos nuestra visión, poder personal y propósito.
Inevitablemente, renunciamos a nuestro liderazgo y nos convertimos en una sombra de nosotros mismos.
"La verdad para uno
es una mentira para otro".
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