Nuestra dependencia comienza antes de nacer.
Las normas sociales fomentan nuestra confianza en los demás. Aunque tenemos la libertad y la oportunidad de iluminarnos con nuestra experiencia, estamos condicionados a través de,
educación ambiente herencia religión
Por lo tanto, muchos nunca cumplen con su desarrollo personal de individuación.
La sociedad altera, disminuye y distorsiona nuestra creatividad, percepción y originalidad en una rutina diaria de intelecto, deseo e instinto. La adolescencia es nuestra última postura antes de que, inevitablemente, abandonemos nuestra elección de marcar una diferencia en nuestras vidas y en el mundo.
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