La civilización egipcia nos dejó un legado extenso de edificios, artefactos, representaciones artísticas y jeroglíficos que nos permiten conocer en detalle muchos aspectos de su cultura. Aunque también es cierto que aún existen numerosos enigmas que dan lugar a diversidad de hipótesis y dividen las opiniones de los expertos. Uno de esos misterios sin resolver se encuentra en un colosal conjunto arquitectónico que parece hacer una clara alusión a la constelación de Orión: Las Pirámides de Gizeh.
En los años 90, el ingeniero Robert Bauval y el investigador Adrian Gilbert se embarcaron conjuntamente en una exhaustiva investigación acerca del asentamiento de Gizeh y formularon sus conclusiones en lo que llamaron la Teoría de la Correlación de Orión, que detallan en su libro "The Orion Mystery, Unlocking the Secrets of the Pyramids". En él explican que las tres pirámides de Gizeh (Keops, Kefrén y Micerino) están situadas de tal manera que son una representación a escala de las tres estrellas que conforman el Cinturón de Orión, tal y como estaban situadas en el año 10.500 a. C. Además, descubrieron que en la pirámide de Keops hay unos angostos canales que comunican la Cámara del Rey y de la Reina con el exterior, orientados de manera que cuando el primero trazaba una trayectoria hacia el centro de la constelación de Orión, el segundo la trazaba hacia la estrella Sirio.
Sección de la Pirámide de Keops con indicaciones de los canales que comunican con el exterior.
Curiosamente, dos de los dioses principales de los egipcios eran Osiris y su mujer Isis, a los que asociaban con Orión y la estrella Sirio respectivamente, y eran considerados los creadores de La Tierra y de la humanidad. Una vez más, nos encontramos ante una civilización que asociaba a Orión con el origen del hombre.
Al superponer el mapa estelar del Cinturón de Orión sobre la posición de las Pirámides de Gizeh, vemos que el patrón coincide.
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