El extenso entrenamiento intelectual y parapsicológico, emprendido en equipos (células) y mantenido durante generaciones, permitió que los adeptos de los Misterios pre-cristianos detectaran a los extraterrestres predadores, discernieran su origen y hábitat, identificaran sus formas, y desenmascararan sus motivos y métodos, así como saber cómo resistirlos.
Eso en sí mismo fue un logro inmenso en la detección psíquica. Pero por todo su alcance y delicadeza en asuntos sobrenaturales, los Gnostikoi eran también observadores agudos del mundo social.
Ellos tenían una rigurosa visión deconstructiva de la Historia y de los sistemas de creencias que impulsan el comportamiento humano.
"Los adeptos paganos de los Misterios en el Levante y Egipto vieron en la agenda salvacionista de la religión Abrahámica tanto la evidencia como el instrumento de la desviación arcóntica".
Not in His Image
John L. Lash
La evidencia y el instrumento...
En otras palabras, ellos vieron en la ideología religiosa de la,
creación, elección, mesianismo, expiación, justa retribución, etc.,
...exclusivamente masculina, la evidencia de la aberrante intrusión en la mente humana, y ellos identificaron aquella ideología como el instrumento mismo de la fuerza intrusora, los Arcontes.
Este análisis es extremadamente cercano a la noción de "instalación foránea", atribuida por Carlos Castañeda a intrusos alienígenas llamados "voladores" (en su libro "El Lado Activo del Infinito").
De manera interesante, el nombre arameo-hebreo Yaldabaoth, asignado por los gnósticos al jefe supremo Arconte, puede significar,
"aquel que vuela o revolotea en el espacio".
Los maestros gnósticos en los Misterios eran devotos de la diosa llamada Sofía, "sabiduría" en griego.
Ellos eran profundamente versados en los designios y los propósitos de ese poder divino gracias a su método de la mathesis, la instrucción por la Luz, es decir, el resplandor viviente primordial de la diosa misma.
Los gnósticos tuvieron acceso a la fuente de la vida y el conocimiento en este planeta, ya que Sofía, aunque originalmente una diosa del centro galáctico, se había metamorfoseado en el cuerpo material de nuestro planeta. Así dice el mito gnóstico del origen.
Antes de su conversión en la materialidad, el eón Sofía (como a ella se la conocía honoríficamente) había diseñado el genoma humano entre la compañía de dioses en el núcleo galáctico, el Pleroma ("completitud, plenitud").
En la instrucción sagrada de los Misterios, Sofía es tanto la fuente de la Humanidad pre-terrestre, nuestro divino progenitor, como el escenario en el cual la vida humana se despliega, este hábitat planetario.
La biografía de ella, el mito Sofiánico del origen, es la historia que guía a nuestra especie en su curso apropiado de experiencia.
Los maestros iluminados en los Misterios enseñaron la fuente, el escenario y la historia. Los escritores antiguos afirman que todos los Misterios estaban dedicados a la Magna Mater, la Gran Madre, es decir, Sofía encarnada en la Tierra.
Hoy un nombre apropiado para la diosa de la sabiduría sería Gaia-Sofía.
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