lunes, 12 de noviembre de 2018
TABLILLA SUMERIAS ( PARKS 5 )
Nammu me indicó que cada ser vivo que posee un cuerpo físico que está rodeado por esta
fuerza invisible. "Cada cuerpo orgánico vivo concuerda con diferentes realidades, y sólo los
seres encadenados a la densidad de KIGAL (la Gran Base) no pueden darse cuenta de esto",
señaló.
El Merkaba estaba constituido de un campo de luz contra-rotativo que conecta las formas a
diferentes niveles de realidad - por esto, a veces ocurre que algunos objetos están presentes en
múltiples dimensiones al mismo tiempo. Al despertar su Merkaba, los Namlú'u se
transformaban en seres súper luminosos para los que las nociones de pasado/presente/futuro
no existían como para nosotros. Sigo pensando hoy que la densidad de Ki de este planeta nos es
extraña, ya que es única en comparación con aquellas en las que había evolucionado hasta
ahora. Los Namlú'u poseen el control absoluto sobre sus Sagra (chakras), lo que les permite
comunicarse al instante con los demás. Pueden interactuar con formas de vida distintas que la
propia, esto era al menos lo que Nammu me había informado, pero hasta el momento no
habían podido contactarme con ellos de otra forma más que por gestos simples. Ellos ni siquiera
se habían molestado en ponerse en contacto conmigo con la ayuda del Kinsag (telepatía). Los
Namlú'u no poseían ningún líder. Ellos formaban colectivamente una comunidad de primer
orden; una unidad social - una sola esencia!
Mi madre insistió en el hecho de que era principalmente el amor incondicional e innato lo que
permitía a los guardianes de Uras moverse así. Mi sed de conocimiento me llevó un día para
preguntar a Mami si era posible examinar a un Namlú'u; la mirada sorprendida de mi
reproductora instantáneamente me puso en mi lugar.
Muy poca información nos llegó de Ti-ama-te (el sistema solar). ¿Los conflictos se habían
extendido a todo el sistema? Teníamos, sin embargo, información fragmentada a través de las
Amasutum que todavía se encontraban estacionadas sobre Itud (la luna), el satélite de Uras.
Sé'et, mi hermana, se alegraba de poder instruirme sobre Itud. Me reveló que se trataba de un
astro totalmente artificial
Sé'et era de naturaleza estudiosa, su objetivo era convertirse algún día en la igual de Nammu, ya
que ella es la siguiente en título. Cuando encontraba un momento, ella venía a mi encuentro en
el borde de la selva. Pasamos momentos fructíferos discutiendo nuestras respectivas
investigaciones. La función de Santana (Jefe de plantaciones) y Sandan (arboricultor, horticultor)
que Sé'et ocupaba antes de nuestra llegada y su especialización en las plantas transformadoras,
la obligó a perderse largos Ud (días) en el corazón del bosque. Ella trabajó incansablemente
sobre la fauna y la flora local bajo una humedad constante. Su sed de conocimiento la absorbía
de tal modo que a menudo se olvidaba de presentarse en el punto de encuentro. Yo era
designado cada vez por mi madre para encontrarla y traerla de vuelta al campamento. Yo volvía
a veces solo o sin novedades, lo que creaba una cierta agitación en nuestra colonia. Llegué a
Las preguntarme si esto no era una maniobra orquestada por esta temeraria sacerdotisa con la
intención de verme partir en su búsqueda durante Ud (días). Cuántas noches había pasado en la
selva a causa de ella!
Los días sobre Uras son mucho más cortos que los que conocimos en Margid'da (la Osa Mayor)
o en Mulmul (las Pléyades). En cuanto a las noches, ellas siempre me parecían interminables!
Me aproveché de esos momentos de soledad para registrar todo lo que había visto desde mi
creación. Ugur, mi cristal de confianza nunca me había abandonado. Durante mis andanzas
nocturnas, también me ocurrió que al descansar al pie de un árbol o de un helecho y observar
entre las copas de las grandes plantas leñosas y el filtro de nubes, a Fétincelant, la malla
protectora de los Kadistu que se arremolinaba y centellaba en la noche brumosa. Nosotros no
estábamos solos, la mirada benevolente de los planificadores parecía protegernos
incansablemente en aquel momento.
Carecíamos de emisoras; por lo tanto, ante las incesantes frivolidades de mi hermana, mi madre
finalmente me confió un momento uno de sus cristales ordenándome darselo a su hija en el
acto. Tuve ese mismo día una animada discusión con Sé'et, que había sido muy difícil de
encontrar. Nuestra conversación giró en torno a estas comunicaciones que ofrecían los cristales.
Ser propietario de un cristal y usarlo como un transmisor significaba para ella carecer de
libertad y tener que rendir cuentas. Le señalé que sin esta herramienta nosotros no sabríamsabríamos
mucho sobre la evolución de la guerra en Ti-ama-te (el sistema solar). Ahí es donde escuché por
primera vez hablar de Itud (la luna) y sus inquilinos enigmáticos que cohabitaban junto a las
Amasutum y nos enviaban sin demora información importante sobre la guerra.
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